La pedagoga Úrsula Valledor visitó Misiones para dar una charla abierta a la comunidad, pero previamente dedicó una jornada de trabajo con los maestros de Pynandí, a fin de seguir capacitando a esa comunidad educativa, que aplica la metodología Waldorf.
En charla con PRIMERA EDICIÓN, Valledor, referente en países de habla hispana sobre este modelo de aprendizaje, brindó una mirada sobre las nuevas generaciones y el desafío de brindarles lo que necesitan para un desarrollo integral desde el nivel inicial hasta el secundario.
“Desde nuestro punto de vista ningún niño se porta mal. Sí vemos que hay muchos niños, y son cada vez más, que presentan conductas que nos llaman la atención y que desde nuestra interpretación son pedidos de auxilio. Para nosotros, son llamados de atención que nos permiten ver qué están necesitando de manera individual”, afirmó.
Valledor contó que los encuentros como el que brindó se dan en diferentes lugares de la Argentina. Son de gran valor para la comunidad, se gestionan de forma autónoma y se acercan muchas personas para poder hacer prácticas y aprendizajes de esa pedagogía.
“El central interés en las escuelas Waldorf es el niño. Poder detectar las necesidades básicas de su desarrollo general, pero también el de observarlos a cada uno de forma peculiar a fin de percibir qué es lo que nos está mostrando”, explicó.
Trastornos del habla
Con preocupación, la referente argentina señaló que ven un número “alarmantemente grande, de niños que no hablan bien, que no adquieren el lenguaje hablado de la manera que se supone que deberían hablar. Creemos que es porque hay cada vez menos adultos que se toman el tiempo de hablar con los niños, de comunicarse, escucharlos, esperarlos para que puedan expresarse a través del habla”.
“Es difícil para un padre detectar o aceptar, entonces esta cooperación mutua (escuela/familia), este sentirse partícipes de un proceso importante (que es el de la primera infancia), es necesaria. Son necesarios estos intercambios de la mirada del docente con la de los padres e interactuar”, observó.
“Hay muchos niños que no formulan bien las oraciones, usan un lenguaje más bien atolondrado, tartamudeos, que vienen de esta falta de sosiego en el momento de comunicarse. Hay que darles mucho ánimo a los padres porque la vida moderna es muy compleja. Una de nuestras acciones mediante esta pedagogía es desarrollar nuestra capacidad de observarlos, mirarlos, escucharlos y estar atentos, qué dicen cuando dicen y fundamentalmente, qué dicen cuando no me dicen nada”, agregó.
Para Valledor el tema es preocupante en el sentido de que “la conquista del habla tiene que ver después con la conquista del pensar, entonces a veces intentamos entrenarlos para que aprendan a pensar tempranamente; sin embargo, si les falta la base fisiológica anímica como para dominar el habla como instrumento del pensar, falta todo”.
Luego, Valledor explicó que “la pedagogía busca trabajar la cuestión, en principio brindando al niño lo que él necesita y para eso hay que conocer muy bien las etapas evolutivas para saber qué se necesita en general y en particular. Nuestro enfoque es que cada niño se merece el más profundo de los respetos porque lo consideramos como un ser que tiene características corporales, anímicas pero también espirituales, propias, únicas e irrepetibles”.
Hacia la casa propia
La asociación civil Pynandí, (pies descalzos) en guaraní, adquirió en septiembre un terreno de dos hectáreas en Garupá, destinado a la construcción de su escuela basada en la pedagogía Waldorf, puntapié inicial para poder contar con un espacio propio en el que alrededor de 70 niños puedan estudiar desde sala de 2, hasta tercer grado.
“La firma de esta escritura es fruto del trabajo mancomunado de padres y maestros en la búsqueda de una educación donde el niño sea tratado en libertad, amor y respeto”, destacó la presidenta de la Asociación y maestra de la sala integrada de 3, 4 y 5 Mirta Rosetti.
Al adquirir estos terrenos, en cercanías del Club de Campo La Eugenia, la asociación se embarca en una segunda cruzada: la construcción de las aulas y dependencias. El lugar contará con corral de animales de granja, huerta y salón de usos múltiples, además de las aulas y las oficinas administrativas.
“En Pynandí trabajamos familias y maestros, codo a codo, intentamos mostrarle a nuestros niños una forma distinta de construir el mundo que nos rodea… confiando de que ellos lo harán más bello, bueno y verdadero”, finalizó.