¿Quién no se ha sentido alguna vez atravesado por alguna emoción sintiendo que ésta se apodera de sí sin poder hacer nada? Pues, sí se puede hacer algo y te voy a enseñar cómo.
Es bueno saber que las emociones no son buenas ni malas, son sólo estados que surgen a modo de adaptación a alguna situación o hecho que vivimos. Es la manera que tiene nuestro psiquismo de resolver las cosas. Y es por ello que cada persona actúa distinto y reacciona distinto.
Las emociones a su vez no son sentimientos. Los sentimientos son duraderos, perduran en el tiempo, las emociones no. Las emociones son pasajeras y así como se presentan podemos canalizarlas y transformarlas.
Pero para eso se requiere de un entrenamiento personal y la incorporación de hábitos saludables que nos permitan gestionar nuestras emociones cuando sea necesario.
No siempre nuestras emociones nos juegan en contra, pero en ocasiones como en un estallido de ira, llanto, nerviosismo o ansiedad es bueno saber qué hacer y cómo ayudarnos.
Lo primero que debemos hacer para gestionar nuestras emociones es reconocerlas, preguntarme: ¿Qué me sucede? ¿Qué siento? ¿Qué me provoca? Preguntarse: ¿de dónde viene esto que siento? Ver cara a cara por decir de alguna forma a la emoción, reconociéndola y aceptándola, puesto que negarla sólo empeoraría las cosas.
Una vez que veo y reconozco lo que siento, optar por un ejercicio súper fácil pero que solo es posible realizarlo si me predispongo a hacerlo e incorporarlo hasta que se vuelva natural y pueda usarlo en momentos de tensión emocional.
Esta herramienta consiste en respirar, respirar profundamente, inspirar conscientemente contando hasta cinco, sostener unos segundos y volver a exhalar contando hasta cinco, así al menos unas cinco veces o más, las veces que sean necesarias.
Tomar conciencia de qué me pasa y respirar, ya nos lleva a la tercera recomendación, cambiar el foco de lo que me está sucediendo y para eso incluiremos también nuestras conversaciones internas. ¿Qué me digo cuando estoy mal? ¿Ansioso, nervioso, con enojo? Prestar atención a las palabras que usamos es fundamental.
En esta gestión de emociones es muy útil no sólo prestar atención a nuestra conversación interna sino que además podemos hablar en voz alta expresando lo que nos sea favorable: todo va estar bien, puedo hacerlo, puedo sostenerme, esto también pasará, no necesito explotar, puedo mantenerme en calma, estoy bien, etc.
Una vez que pasamos por estas tres ideas que expliqué, la emoción ya no sólo ha perdido fuerza si no que ha cambiado su foco.
Aprender a canalizar nuestras emociones y gestionarlas es un trabajo personal, te puedo enseñar, pero si no lo practicas es lo mismo que nada.
Yo puedo hacerlo, vos también.
Colabora
Natalia de las Nieves
Coach y Terapeuta
Motivacional
En Facebook: Rincón De Luz y Bienestar
3764-4366593