Tras el fallecimiento de su madre, Paula se hizo cargo de su hermana menor y pese a las penurias de una familia humilde, siempre pudo arreglárselas más o menos bien, pero en los últimos tiempos, la situación se agravó al punto que las condiciones de vida fueron empeorando: Paula no tiene un sueldo formal, es cuidadora de una anciana y su esposo Jonatan, empleado de la construcción, siente de lleno la retracción en la actividad por la falta de trabajo.
La casa donde vive la pareja, sus dos hijos, Rocío y otro hermano de 17 años, es pequeña para todos y cuando llueve, la habitación de la adolescente – la cual comparte con sus sobrinos- se moja porque tiene un precario techo de chapas de cartón.
“La cuido desde que tiene nueve años, pero ella ni siquiera habla, salvo algunas palabritas, y depende de mí para que le cambie los pañales y la higienice. Requiere la misma atención que un bebé”, dijo a PRIMERA EDICIÓN la joven hermana.
Recientemente este Diario expuso en un informe la situación de la familia, lo cual dio visibilidad al caso y aunque la mujer agradeció haber logrado algunas mejoras; contó sin embargo, que lo más importante, la obtención de una vivienda digna, aún no.
“Después de la nota me vinieron a ver trabajadoras sociales de la municipalidad quienes se ocuparon de que Rocío reciba ayuda, me dan 42 pañales y bolsa de comida. También me solicitaron los papeles de ella (por la joven) para iniciar gestiones en el IPRODHA, pero en verdad llamé a la oficina central de Posadas para tener detalles sobre la gestión y me dijeron que no había nada”, lamentó.
Por ese motivo Paula volvió a apelar a la solidaridad y a hacer público el pedido de materiales de construcción para techar la casita y levantar un baño instalado.
“Estos días se encuentra bien de salud, pero ella es delicada, cualquier cambio de temperatura le provoca cuadros de neumonía, a falta de un baño la lavo en una palangana, no estamos nada bien”, graficó.
Ante la dramática situación, la joven pidió a todos quienes se solidaricen con ellos se comuniquen con Jonatan, su esposo al celular 3755- 703381.
“Todo lo que las personas de buen corazón nos puedan acercar será bienvenido porque no la estamos pasando nada bien”, agradeció.
Sólo promesas
De acuerdo al relato de la joven, hace años recibe promesas de lograr un mejor vivir de parte de las autoridades municipales, cosa que hasta ahora es sólo una ilusión.
“Me vienen prometiendo acerca de ésto, pero hice averiguaciones y me dijeron que no hay nada”, insistió.
“Días después me dijeron que iban a darme una mano con materiales para mejorar la casa y pero tampoco volví a tener respuestas. Me trajeron chapas de cartón y bolsas de nylon pero nada más”, se quejó.
El punto es que no soluciona el problema de fondo porque a falta de cielorraso el agua de la lluvia ingresa de todos modos.
Si bien Paula explicó que recibe una pensión por discapacidad, “realmente no nos alcanza, pero es una ayuda por eso apelamos a toda la ayuda que nos puedan dar”, clamó.
“Lo que queremos es que ella viva de forma más digna y cómoda, todos los días golpeo las puertas con el objetivo de proporcionarle un lugar en condiciones sanitarias aptas para una persona de su condición”, finalizó.