
Cual si fuera un cuento de Osvaldo Soriano o de Roberto Fontanarrosa, el insólito robo de uno de los arcos de la cancha del barrio Yacyretá destapó un “secreto a voces”, un enfrentamiento oculto pero siempre latente entre quienes sienten en las venas la pasión por el fútbol y los denostadores del deporte con más seguidores del mundo.
La Policía provincial investiga y no descarta nada. Pero sigue una pista. La misma que entre los vecinos, comenzó a ganar fuerza. Se trata del rumor de que detrás del hecho estaría un “‘grupo comando antifútbol”, conformado por vecinos de la zona que, cansados de los perjuicios que les generaría vivir cerca de la cancha, resolvieron “tomar el toro por las astas”. O mejor dicho, “el arco por el travesaño”. Y con una amoladora, arrancaron de cuajo la valla.
La “vendetta” habría sido planeada horas después del domingo 2 de diciembre, un antes y un después para los torneos que todos los fines de semana se juegan en el reducto de avenidas Zapiola y Blas Parera. Ese día, la final entre “La Pesada” de la chacra 94 y “Villa 181” terminó a trompadas y bajo una lluvia de piedras, tal como se observa en el video que se viralizó a través de las redes sociales.
Esa fue la gota que rebalsó el vaso de los frentistas, según suponen los que ahondan en la teoría de una venganza. “Ellos tienen derecho a reclamar y no hay nada que objetar. Uno de los problemas es, por ejemplo, que detrás de los arcos no hay tejido y la pelota sale despedida directo a varias casas. También hacia los costados. Y eso puede romper vidrios, espejos, adornos, lo que sea”, explicó a PRIMERA EDICIÓN José Esteban Martínez (75), referente futbolístico del barrio y uno de los primeros en denunciar el robo del arco, tal como se lo contó ayer a este Diario.
Martínez es cauteloso y prefiere no apuntar a nadie, pero reconoce que existe ese problema. Claro está, lo que a unos moviliza domingo tras domingo es, para otros, un verdadero calvario. Entonces, para calmar los ánimos y terminar, en parte, con esos problemas, la comisión encargada de organizar los torneos encontró una salida.
“Después de todo lo que pasó y de la repercusión que tuvo, el viernes por la tarde nos reunimos con autoridades que se comprometieron a realizar una serie de mejoras en la cancha para terminar con esas molestias a los vecinos”, aseguró Martínez.
A la espera de resolver la ausencia del arco -“nos dijeron que no va a ser fácil porque se trata de una estructura grande y de un trabajo que es caro”, afirmó José- los vecinos recibieron la promesa de que el próximo martes comenzará la construcción de un cerco olímpico para el rectángulo de juego y de una malla especialmente instalada detrás de los arcos para evitar que los disparos que no sean gol tampoco destruyan el mobiliario de los infortunados frentistas.
“Nos dijeron que el martes van a venir a poner los postes para que los pelotazos no molesten más a los vecinos. Además, se llegó a un acuerdo y se va a modificar el reglamento del campeonato. Va a ser más severo y no se va a permitir que suceda lo del domingo pasado. Tampoco vamos a dejar que los equipos se inscriban con nombres que provocan violencia, como ‘La Pesada’ o ‘Los Burkas’, por citar ejemplos. Lo que buscamos es que se termine el problema. Queremos pacificar el barrio”, admitió Martínez.
En los alrededores de la cancha de Yacyretá, por el momento, reina una tensa calma. No son pocos los vecinos que se miran con desconfianza, pero el hermetismo se mantiene y nadie sabe aún quiénes fueron los autores del insólito robo del arco.
Mientras tanto, los efectivos de la Sexta siguen con la investigación. Y Martínez toma la bandera de quienes quieren que la pelota siga rodando sobre la tierra colorada de Yacyretá. “Más allá de todo lo que pasó, pedimos que nos devuelvan el arco. Que nos digan dónde está, así lo vamos a buscar. De manera anónima, sin acusar a nadie”, finaliza. Y emprende el regreso a casa por el medio de la cancha, donde los chicos juegan a los penales en un arco imaginario.