
La Justicia elevó a juicio la causa donde dos albañiles están co-imputados por asesinar de un disparo en la cabeza y enterrar bajo escombros, cal y cemento a su compañero de trabajo.
El caso se remonta a finales de febrero de 2016. La escena: una obra en construcción ubicada en Puerto Libertad.
Tal como publicó PRIMERA EDICIÓN, no fue labor sencilla para los investigadores armar el rompecabezas que significaron no sólo las horas previas de la víctima antes de ser ejecutada, también los días anteriores.
Los sospechosos deberán responder por el delito de “homicidio agravado por el uso de arma de fuego”, según lo dispuso el Juzgado de Instrucción 3 de la ciudad de Puerto Iguazú, a cargo del magistrado Martín Brites. De ser hallados culpables pueden afrontar una pena de entre 8 a 25 años de prisión.
La primera vez que las autoridades escucharon el nombre de Víctor Molina (32), fue cuando su hermana se presentó a radicar una denuncia por su desaparición. Eso fue durante los primeros minutos del domingo 28 de febrero del citado año. La mujer dijo ante la guardia de turno que no tenía ningún tipo de información de su familiar desde el martes 23 de ese mes.
Agregó algunos datos que no fueron menores: su hermano había sido contratado algunas semanas antes en una obra de calle 25 de Mayo, en el barrio Empleados del mencionado municipio.
Los pesquisas constataron que el albañil efectivamente estuvo trabajando en dicho lugar y que lo habían visto por la zona con dos “porteños”, que también se ganaban la vida con la construcción.
Para no dejar ningún cabo suelto en la búsqueda del desparecido, requisaron la propiedad. Fue allí que notaron que la cámara séptica del lugar había sido tapada de manera un tanto desprolija. Le habían colocado un precario piso de cemento. Al romper la estructura que cubría la excavación y extraer varios kilos de escombros y tierra, los Policías se toparon en el fondo del pozo con un cadáver.
Las pericias confirmaron luego que se trataba de Molina, quien había sido asesinado de un disparo a corta distancia en la cabeza.
El hallazgo derivó en el pedido de captura de los dos hombres con los que Molina había sido visto por última vez.
Cayeron por separado
El primer sospechoso, de 33 años, fue arrestado en abril de ese mismo año por la Policía Bonaerense, en el partido de Almirante Brown, más específicamente en la localidad de Longchamps. El acusado se abstuvo de declarar en indagatoria.
Pasarían dos años -más precisamente en febrero último- hasta que el supuesto cómplice fuera capturado por las autoridades durante un control policial en Rosario (Santa Fe).
Se trata de un sujeto de 36 años, que al igual que el coimputado se encuentra tras las rejas y a la espera del juicio oral y público.
En el auto de elevación según pudo saber PRIMERA EDICIÓN, se aclaró entre otras cuestiones, que ambos individuos están sospechados de “coautoría funcional, es decir que se cree que se pusieron de acuerdo para ejecutar un plan común y que ambos son responsables de la totalidad del hecho”.