El Parlamento francés aprobó definitivamente el viernes por la noche las medidas de urgencia de 10.000 millones de euros para reducir la presión fiscal y aumentar el poder adquisitivo, principales reivindicaciones de los “chalecos amarillos”.
Pero muchos de ellos no parecen dispuestos a poner fin a la movilización, que provocó la peor crisis social desde que Emmanuel Macron llegó al poder, hace 19 meses.
El nuevo sábado de protestas, el sexto consecutivo, prometido por los “chalecos amarillos” más determinados, movilizó sin embargo a media jornada a poca gente.
Frente al Castillo de Versalles, situado unos 20 kilómetros al sudoeste de París y visitado cada año por millones de turistas, donde se preveía una importante manifestación, solo había unos sesenta “chalecos amarillos” al mediodía, según la AFP. El prefecto había estimado el viernes que podrían concentrarse “varios cientos” o incluso “un millar” de ellos.
En la capital, unos 800 “chalecos amarillos” se manifestaban de forma pacífica por varias zonas de la ciudad, entre ellas el turístico barrio de Montmartre, informó a mediodía la prefectura de policía.
En los Campos Elíseos, epicentro de las manifestaciones, los cafés y restaurantes colocaban sus terrazas y casi todas las tiendas mostraban sus escaparates.
Uno de los manifestantes congregados en la famosa avenida, David Delbruyère, de 48 años, procedente de Maroilles, en el norte, afirmaba que era la quinta vez que se desplazaba a la capital para manifestarse. Este camionero dice ganarse “normalmente” su vida pero se moviliza por sus dos hijos y sus padres enfermos.
Según él, la única medida que podría frenar el movimiento es el Referéndum de Iniciativa Ciudadana, una de las reivindicaciones de los “chalecos amarillos” y que el gobierno prometió estudiar.
Bloqueos en la frontera española y belga
La policía pidió a los comercios parisinos “mantenerse vigilantes”, en una jornada que para muchos es clave por las compras de Navidad.
La semana pasada se desplegaron unos 69.000 miembros de las fuerzas del orden, 8.000 de ellos en París, apoyados por vehículos blindados de la gendarmería.
El sábado, estos vehículos blindados fueron movilizados en regiones donde hubo altercados la semana pasada, como Toulouse y Burdeos (sudoeste).
Los “chalecos amarillos” también llamaron a cortar el paso de los camiones en las fronteras.
Más de 300 “chalecos amarillos” bloqueaban desde este sábado por la mañana una vía de acceso a una autopista en Boulou, cerca de la frontera española, constató la AFP.
Los manifestantes dejaban pasar los vehículos pero cerraban el paso a los camiones, “símbolo de las importaciones españolas a Francia con precios de saldo desde hace muchos años”, critica Marcel, un viticultor de 49 años.
A media mañana, decenas de militantes separatistas catalanes, vestidos también con chalecos amarillos y portando una bandera independentista, se unieron a los manifestantes franceses.
Se observó un minuto de silencio en recuerdo a la décima víctima mortal vinculada a las protestas, que se produjo el viernes por la noche cuando un automovilista chocó contra un camión que había sido detenido en un punto de bloqueo a la entrada de una autopista cerca de Perpiñán, en el sur.
También se registraron perturbaciones en el tráfico en la frontera belga. La incógnita de este sábado es sobre todo la participación.
Pues después del máximo del 17 de noviembre, con 282.000 manifestantes censados, la movilización no deja de caer. El 24 de noviembre hubo 166.000 manifestantes; el 1 y 8 de diciembre, 136.000; y la semana pasada fueron 66.000 “chalecos amarillos”.
Cientos de rotondas bloqueadas por los manifestantes fueron desmanteladas por las fuerzas de seguridad.
Fuente: Agencia de Noticias AFP/NA