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Con el cierre del ciclo lectivo 2018 egresó una nueva promoción del Centro Educativo Polimodal (CEP) 26: la octava que no tuvo nunca un edificio escolar propio. Este año, la comunidad educativa dijo basta y salió a los medios de comunicación para reclamar que alguien atienda sus necesidades: hubo un tímida respuesta y después aseguran que nada. “Estamos totalmente solos”, indicó la directora de la institución, Liliana Tredici, en diálogo con PRIMERA EDICIÓN.
El 30 de septiembre pasado, este Diario hizo público el reclamo de la institución: las clases se dictan en los salones de catequesis de la parroquia San Ramón, no hay suficiente espacio para todos por lo que deben dividir el turno en dos, la cantidad de chicos no entran en las aulas y miran el pizarrón, literalmente, desde afuera por la ventana, el mobiliario es poco y está en malas condiciones y, como la factura de agua y luz no llegan todos los meses a nombre del Consejo General de Educación (CGE), la pagan de su bolsillo los docentes. Este diciembre, ambas boletas sumaron un monto de 4,500 pesos que pagaron los profesores.
Luego de dicha nota, la directora de la institución fue citada por la gente del CGE para una charla. “Se pidieron varias cosas, se pidió el mobiliario, que nos reconozcan los importes que se pagaron de la boleta de luz y agua. No nos dieron el mobiliario, no me llamaron tampoco. De todas las notas que presentamos escritas no recibimos ninguna respuesta. Seguimos pagando las boletas, este mes pagamos un importe de 4.500 pesos”, aseguró a PRIMERA EDICIÓN.
“Estamos totalmente solos. Desde aquella cita que se me hizo nunca más se me llamó para ver si se iba a solucionar algo o ver la manera de ayudarnos al menos con el pago de los servicios. Nadie vino a la escuela, ni siquiera pasó por el frente”, denunció Tredici.
La directora consideró que autoridades educativas “deberían haber venido, ver la situación, corroborar, hacer un informe, pero nada. Desde aquella cita, nada”.
Las últimas semanas de clases, debido al calor, se tuvo que hacer una reducción horaria. “En el mes de noviembre ya era intolerable. Los chicos salían entre las 10 y 10.40 según su tolerancia. No vinieron ni siquiera a ver si nos podían ayudar con un ventilador, nada”.
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La cuestión del terreno
En 2014 el CEP 26 recibió en concepto de donación un terreno del que, hasta el día de hoy, esperan hacer la mensura para tener el título y entrar en presupuesto para la construcción del edificio. Sin embargo, en el encuentro tras la nota de este Diario, desde el CGE les indicaron que ese terreno, ubicado en Las Heras y Bustamente, tenía dueño.
“Presentamos toda la documentación que teníamos de nuestro agrimensor y tampoco nos dieron ninguna respuesta. Ellos tenían dos versiones, una que no se podía hacer nada con el terreno porque tenía dueño y nosotros teníamos hecho ya el plano de mensura porque estaban los papeles correctamente según nuestro agrimensor, según el de ellos no estaba correcto. Yo pedí informes y nada, hasta el día de hoy nada”, se lamentó Tredici.
“Ese encuentro fue el único y el último, si avanzó el trámite o hicieron algo, nunca nos informaron nada”, remarcó la docente que se mostró decepcionada porque “terminaron las clases sin ningún tipo de promesa y nada, ninguna respuesta”.
Sin reconocimiento por las boletas de luz y agua
En un último intento por conseguir el reconocimiento de los importes de las boletas de servicio (vale aclarar que el CGE dijo que iba a pagar las boletas pero recién en marzo de 2019) la directora fue la última semana de clases a Supervisión para saber si había alguna novedad al respecto.
“Pregunté si había alguna nota, alguna respuesta de todo lo que se había presentado y tampoco nos respondieron nada. Pedía reconocimiento de boleta de luz, no me respondieron tampoco, entonces pagamos nomás porque acá tenemos que estar al día”, dijo Tredici en referencia a la situación con la parroquia que les cede un espacio.
Diciembre también deberán pagar los docentes. “Pagamos el mes completo aunque nos vayamos hoy (por el 12 de este mes, último día de clases). En vacaciones viene un profesor, retira las boletas, las paga y después vemos como recuperamos el dinero el año que viene”.
Durante enero y febrero, en receso de verano, la capilla se hace cargo de los importes. Son 22 docentes que ponen dinero de sus bolsillos para pagar los servicios que este mes sumaron 4,500 pesos.
“Me llamaron de Patrimonio del CGE como para que entreguemos las facturas para hacernos el reconocimiento pero entregué todo y no nos reconocieron nada. Hace un mes entregué la primera tanda de facturas y luego la otra”, indicó Tredici. “Estamos totalmente indignados”.
De cara al año que viene, la directora remarcó que “tenemos la esperanza de que al menos nos den el mobiliario porque terminamos con escazes, esperamos que nos reintegren el dinero que se pagó estos meses de luz y agua como para poder invertirlo, porque los profesores igual ya van a donar para la escuela para renovar los ventiladores de techo y dar una mano de pintura porque tenemos que tener en condiciones el lugar”.