
En los últimos tiempos, se puso muy de moda satanizar ciertos alimentos que en la antigüedad eran socialmente aceptados sin discusión. Se habla de cierto grupo de alimentos, a los que se los llama “los 5 venenos blancos” (por su característica coloración), dando a entender que son altamente peligrosos para nuestra salud y que deberíamos evitarlos. Estos alimentos son el azúcar, la sal, la leche, el arroz blanco y la harina. Es cierto que cuanto más procesados los alimentos, menos saludables son, pero ¿en realidad son tan nocivos?

Para aclararlo, es necesario hablar de ellos en forma aislada, y no como un grupo, porque provienen de diferentes fuentes y tienen diferentes nutrientes y propiedades: en el caso de la azúcar, es cierto que su consumo en exceso está relacionado con el aumento de peso e hiperglucemias, y está totalmente contraindicada para diabéticos; sin embargo, no se la puede considerar “veneno”. Lo ideal es limitar su consumo, ya que no aporta nutrientes esenciales a la dieta (sólo calorías vacías) y consumirla en pequeñas cantidades y no frecuentemente.
En cuanto a la sal, sabemos que colabora con el aumento de la presión sanguínea, por lo que los hipertensos deben reducirla o eliminarla de la dieta. Si bien disminuir su consumo es saludable, si tendemos a tener presión baja, debemos utilizarla, moderadamente siempre. Hay mucha controversia respecto a la leche, sin embargo es un alimento que aporta proteínas de alta calidad, vitamina D, A y B, calcio y si es descremada casi no aporta grasas. Por lo tanto, su valor nutricional es muy bueno y beneficioso para prevenir enfermedades degenerativas.

El arroz blanco es un alimento básico en la canasta familiar, es fuente de carbohidratos, un nutriente que debe aportar un 50 a un 60% de la energía en nuestra alimentación diaria. Tiene las mismas calorías que el arroz integral, la única diferencia es que el último aporta más fibra, vitaminas y minerales. La harina es un alimento muy denigrado en los últimos años. Como el arroz, es fuente de carbohidratos, es decir, energía pura. Si bien la harina integral aporta mejores nutrientes, la harina blanca no puede considerarse un veneno blanco.

Eliminar nutrientes porque sí es más peligroso de lo que pensamos. Si no existe una patología de base, deberíamos consumir todos los grupos de alimentos, siempre moderadamente. Escuchemos a profesionales, no a las “modas fitness” que carecen de base científica y criterio.
Colaboración María Romina Reckziegel
Lic. en Nutrición – M.P. N° 291