Aunque faltan precisiones en los papeles, Energía de Misiones salió a advertir ayer que se viene un incremento en el costo de la energía eléctrica. Inicialmente, ya se habla de un 20% de aumento desde febrero y, está más claro que nunca, que no será el único del año.
En ambos casos, se sigue utilizando como fundamento la quita de subsidios que el Gobierno nacional ponía para “abaratar” los costos a los usuarios.
Algo que la crisis que marcó a la economía de este 2018 fue marcando a fuego, como el calor de los tarifazos que se tornaron impagables para los misioneros.
En el caso del transporte, se quitaría entre un 40 y un 50% de los subsidios y hace presumir que en ese porcentaje podría subir el costo del boleto.
En la energía eléctrica, el valor de CAMMESA a EMSA se incrementaría como mínimo un 40% del cual la mitad se trasladaría a los consumidores de la empresa eléctrica provincias como de las cooperativas que distribuyen en las áreas de concesión.
Esas cifras podrían variar según la carga impositiva, en un país donde los impuestos suben en lugar de bajar.
Si sube la luz, seguramente se vendrá un incremento en los precios del agua potable. Y la cadena puede resultar más larga si a costos se refiere.
El ajuste no le dará respiro a los trabajadores, cuyos salarios no crecen a la par de las tarifas sin alternativas para poder elegir.
Lamentablemente, al país le esperan meses difíciles, donde cada movimiento que haga la Nación sobre los recursos que aporta en subsidios, impactarán en los bolsillos de los argentinos. Bolsillos a los que les queda poca capacidad de resistir.