El 25 de diciembre, como sucede desde hace 18 años, todos los chicos corpeños recibieron sus dulces de Navidad. Es gracias a la iniciativa del comerciante Alberto “Chino” Pitana, que en agradecimiento por las “bendiciones” que recibe durante el año, decidió emprender esta actividad que ya se hizo costumbre y que en los niños produce una felicidad inconmensurable. Al promediar la tarde, las familias se reunieron en determinados puntos del municipio para que los más pequeños puedan ver y tocar a Papá Noel.
Este año, a pesar del calor reinante, “Chino” tomó prestado el traje rojo y blanco, se colocó el gorro y la barba, y recorrió el municipio de una punta a la otra, entregando 780 paquetes a los chicos y a los abuelos que habitan en el Hogar de Ancianos. “Tenemos lugares predestinados para parar. Siempre recorro primero los barrios más alejados por el tema de la falta de iluminación. Sólo en caso que hubiera chicos discapacitados, me detengo y los visito en la casa.
De lo contrario paro en cada barrio, en dos o tres lugares distintos”, dijo el protagonista de esta cruzada. Y agregó que este año su travesía comenzó a las 17 y culminó alrededor de las 21, empezando por el barrio Zona Alta, Zona Oeste, 8 de Diciembre, 20 de Junio, San Antonio, Santa Catalina, entre otros, con un cierre en la plaza central. Una vez concluido el acto, fueron hasta la radio para hacer el sorteo de la bicicleta y otros nueve premios.
Para esta iniciativa, el Papá Noel corpeño recibe la colaboración de familiares y amigos, que le acercan algunas bolsas de caramelos o algunos turrones pero el propósito es “no molestar a nadie más. No quiero que se mezcle la política y la religión. Lo que sale y lo que se da, se hace de corazón”, advirtió. Su tarea es indescriptible, con mucha paciencia y compromiso, junta las golosinas entre los que se prestan a colaborar.
Para preparar semejante cantidad de paquetes trabajó por más de cuatro horas junto a otras siete personas, entre ellas su esposa y compañera incondicional, Lucía Martínez. Cada año, “Chino” vive un momento especial al llegar al hogar de ancianos “donde hay una señora que me rompe el corazón porque si bien es ciega, escucha mi voz y sabe que Papá Noel vino de visita. Es la que más alegría demuestra y eso me llena el corazón y el alma”.
Según Pitana, el 2018 fue bendecido “para mí y para toda mi familia” y ésta es una de las formas “de agradecer a la vida”. Y para él “no hay en el mundo algo más tierno y hermoso que ver sonreír a un niño”.
