En dos días comenzamos un nuevo año. Además, este 1° de enero también se celebra la 52° Jornada Mundial de la Paz, bajo el lema “La buena política está al servicio de la paz”.
Mucho se habla sobre la paz, incluso se han llevado a cabo guerras en su nombre, sin embargo la paz sustentable y verdadera es aquella que comienza por cada uno de nosotros.
Para cambiar nuestra realidad primero debemos transformarnos internamente. Mientras más complejo es el afuera, se incrementa la necesidad de viajar hacia el interior en busca de respuestas.
A nivel social sucede lo mismo, estamos en una sociedad que no asume la responsabilidad de sus conflictos y mucho menos llega a verlos como oportunidades de transformación, básicamente porque asocia la palabra “conflicto” a “confrontación”, creencia instalada culturalmente hace años, a raíz del paradigma competitivo y adversarial.
Esta mirada, que parte desde el miedo y la escasez, nos prepara para la pulseada, el ataque o la defensa, obteniendo como resultado la escalada del conflicto.
El desafío es utilizar las herramientas que nos permiten trascender los conflictos desde la colaboración mediante la vía del diálogo para aprovechar el enorme caudal de oportunidades que traen consigo.
La cultura de paz y el paradigma de la mediación nos atraviesa con sus valores, no por una cuestión moral, sino desde el convencimiento que la solidaridad, la empatía, el trabajo en equipo, la colaboración, el respeto, la comprensión, la responsabilidad, la valoración de la diversidad y la construcción de consenso, resultan más efectivos y eficientes para lograr cualquier cosa que tengamos que emprender con otros.
El sistema político actual está estructurado desde el paradigma de la competencia, de la confrontación, de la imposición.
Animémonos, en este 2019 a pasar de un modelo basado en mecanismos de control, mediante la dominación, el sometimiento y el miedo, hacia uno sustentado en la conciencia de nuestra interdependencia, en el autodominio, el cuidado propio y del otro, en el fortalecimiento de nuestra capacidad para sabernos protagonistas de nuestros conflictos y asumir la responsabilidad para solucionarlos por vías pacíficas en lugar de culpar a otros.
Si bien la dimensión política actual es en la que predomina el paradigma competitivo, paradójicamente es también el punto de mayor apalancamiento para el cambio. Esta propuesta apunta a la transformación en la manera de hacer las cosas coherentes con los principios que sostienen los métodos participativos.
Para comenzar a transitarlo, existe un punto central: el modo de concebir y ejercer el poder en todos los niveles: personal, relacional y público.
Tomemos conciencia de la interdependencia, de nuestra capacidad para crear un mundo mejor, basado en la libertad, el respeto y el amor.
Comencemos este 2019 con introspección y gratitud, celebrando la paz y dando este primer paso con confianza y la firme decisión de crear la realidad que queremos.
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Colabora
Valeria Fiore
Abogada-Mediadora
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