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Fundada en 1612, la capital de Maranhão es una ciudad rodeada de playas como la de Calhau, Ponta D’Areia y São Marcos, donde están las ruinas del Forte de São Marcos, del siglo XVIII.
La ciudad vivió su apogeo en la segunda mitad del siglo XVIII, cuando las exportaciones de algodón iban viento en popa. En aquella época, la entonces provincia de Maranhão suministraba gran parte de los tributos al Tesoro Real, superando a otras provincias que integraban el Imperio Portugués.
São Luís llegó a ser, en ese período, la capital del estado colonial de Maranhão, relacionada directamente con la corte portuguesa. Desde su apogeo a la decadencia económica hubo muchos sucesos que pueden conocerse con detalle en barrios como el de Praia Grande, un centro histórico declarado Patrimonio Histórico Nacional. En una extensión de 107 km² están las principales atracciones turísticas de la ciudad, con construcciones de los siglos XVII a XIX.
La capital preserva más de tres mil edificios protegidos, la mayoría con fachadas donde destacan los azulejos, herencia de la colonización portuguesa.
Entre ellos están el Palacio dos Leões, donde funcionó hasta 1615 el fuerte que protegía la entonces capital de la Francia Equinoccial, como era denominada São Luís durante el dominio francés; la Catedral da Sé, construida por los Jesuitas en 1726; la iglesia Do Carmo, una de las más antiguas de la ciudad, edificada en 1627; y el Teatro Arthur Azevedo, construido entre 1815 y 1817, considerado como el primer teatro instalado en una capital brasileña.
La ciudad de São Luís fue la cuna de algunos nombres importantes de la literatura, como el poeta Gonçalves Dias (1823-1864), el escritor Graça Aranha (1868-1931), miembro fundador de la Academia Brasileña de Letras y uno de los integrantes del Movimiento Modernista de 1922; el novelista Aluísio de Azevedo (1857-1913) y su hermano, el dramaturgo Arthur de Azevedo (1855-1908).
El vasto acervo literario de escritores locales, así como también de otras regiones del país, está preservado en la Casa de Cultura Josué Montello.
Quien la visite debe tener en cuenta que las temperaturas son altas todo el año. Además, la mayoría de los paseos es al aire libre, por eso la sugerencia es usar ropas y calzados livianos y no olvidar accesorios importantes como sombreros, gorras, protector solar y anteojos oscuros.
Además, São Luís es el perfecto ejemplo de la mezcla de razas, indígena, africana y europea que enriquece al joven estado brasileño, proporcionándole una riqueza cultural asombrosa tanto por la cantidad como por la variedad de sus expresiones artísticas y en su gastronomía exótica basada, especialmente, en los productos del mar y en los increíbles frutos tropicales que se producen en toda la zona.