La cuota de un crédito hipotecario UVA creció a la par de la inflación y saltó casi un 50% en 2018. Y, como los sueldos no acompañaron a los precios, la deuda se volvió más pesada para los adjudicatarios.
Muy pocos rubros lograron un incremento salarial que se acerque a la inflación, por lo tanto, la gran mayoría perdió poder adquisitivo.
La preocupación principal ahora, en lo inmediato, es que los deudores deberán destinar mayor porcentaje de sus ingresos mensuales para pagar las cuotas. Y, a largo plazo, el drama es que la deuda total también se incrementará al ritmo de la inflación.
La Unidad de Valor Adquisitivo (UVA), con la que ajustan los créditos indexados, valía el 31 de diciembre último 31,06 pesos. A comienzos de 2018, el valor era de $21,15. La UVA se encareció 46,9 por ciento en el transcurso del año pasado. Sin embargo, el índice salarial del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) quedó muy por debajo de eso: aumentó hasta octubre 26,2 por ciento anual.
Traducido: si una persona sacó un crédito hipotecario UVA por $1 millón el 2 de enero de 2018, para fin del mismo año ya debía casi $1,5 millón.
Como referencia, el Banco Nación prestaba hace un año dinero al 3,5% anual, a 30 años. La cuota inicial era de $6000 por cada $1 millón de préstamo. Para quien tomó ese crédito, la cuota se encareció a fines de 2018 hasta los $8.815 (casi 47%).
El salario inicial requerido para acceder a ese dinero era de $24.000, para cumplir con una relación cuota-ingreso del 25%. Si el sueldo se actualizó 26,2%, como marcó el promedio del índice salarial de octubre (último dato oficial disponible), alcanzó los $30.288: subió $6288. Así, para la cuota indexada quedó $2527 por encima del salario actualizado. La relación cuota-ingreso, en este caso teórico, se elevó a 29 por ciento.
En el último trimestre de 2018, la cuota de los créditos indexados escaló 16,29%. En seis meses, la suba fue del 27,8 por ciento.
Para colmo, el Banco Nación subió la tasa de sus créditos hipotecarios, cuyo capital ajusta de acuerdo con la inflación. Los nuevos tomadores de préstamos durante 2018 deben pagar un interés de 10% más UVA si tienen paquete de productos en la entidad pública o del 11,5% anual si no lo tienen. La tasa antes era de 3,5% y del 5%, respectivamente.
Pérdida real
La situación tiene preocupados a miles de misioneros que optaron por este sistema para lograr el sueño de su casa propia. Pero como se advirtió desde las líneas editoriales de este diario, la medida terminó siendo un gran negocio para los bancos y el sistema financiero.
Los que recibieron el crédito terminaron siendo rehenes de las cuotas cada vez más caras. De cara al futuro, el mayor temor es que no se pueda pagar el crédito y terminen perdiendo todo.
Previendo esta situación, el Banco Central obligó a los bancos a ofrecer a los deudores extender el plazo de devolución hasta un 25 por ciento si la diferencia entre precios y salarios del INDECI superaba el 10 por ciento. La cuenta es caso por caso: depende del momento en que el deudor tomó el crédito y de cómo evolucionaron los índices de ingresos y precios desde entonces.
Según datos oficiales, el sistema financiero en su totalidad entregó unos 100.000 hipotecarios UVA y casi la mitad salió de las oficinas del principal banco público del país.
El desfasaje entre precios y salarios permitiría a unos 30.000 deudores (30%) pedir a los bancos una extensión del plazo de devolución, pero el problema es que el proceso inflacionario actual en poco tiempo podría comerse nuevamente los ingresos salariales y la situación se volvería a repetir.