Todos soñamos con estar en un lugar así en algún momento de nuestra vida. Cerrar los ojos y abrirlos con el azul esmeralda brillando en las retinas, mientras las palmeras se levantan hacia el cielo, estallando en el aire como fuegos artificiales. En el suelo, los cocos, entregados con generosa paciencia, reposando sobre una arena fina y blanca como la harina recién molida. Agua cálida, viento sutil y sol. Este lugar no es un sueño, es muy real y se encuentra en el corazón del océano Pacífico
Las Islas Cook son un archipiélago de pequeñas islas que forman parte del enorme territorio insular de la Polinesia. Iluminadas por la luz del cielo austral poseen una forma muy especial, un arrecife bordea la parte principal de tierra isleña, protegiéndola de los embates de las olas y formando un espacio de laguna oceánica con abundante vida y colores impactantes convirtiéndolas en auténticas joyas marinas, en las que la experiencia de disfrutar de un día de playa asciende a una nueva categoría.
Rarotonga es la isla principal y en ella está la capital, Avarua. Es de origen volcánico, de apenas 67 km2 de diámetro con una abrupta cadena de pequeñas montañas cubiertas de tapiz selvático. Es el lugar más poblado y donde se localiza el aeropuerto internacional.
El resto de las islas son en su mayoría atolones que oscilan entre los 2 y los 20 km2. Entre ellas destaca el atolón de Aitutaki, con una enorme laguna azul turquesa rodeada de arrecifes y pequeños espacios de tierra, palmera y cocos.
Las islas no son nada baratas en comparación con otros destinos turísticos de Asia o Sudamérica, pero es el que tiene precios más asequibles respecto a otros estados de la Polinesia.
En cuanto a la comida, al igual que en Nueva Zelanda, algunos productos son caros comparando con otras zonas del mundo, debido a que muchos son de importación.
Hay muchas cosas que ver y hacer en este paraíso pese a su reducida superficie. Actividades acuáticas, senderismo, turismo gastronómico con su increíble comida tropical, actividades culturales para disfrutar de la música y la tradición maorí de las islas.
La corona de arrecifes que rodea las islas es el seguro para que se pueda hacer buceo y snorkelling casi en cualquier momento del año. Este arrecife hace que la laguna oceánica tenga una claridad y tranquilidad ideales para poder observar la vida submarina, muy abundante en este lugar del planeta.
De la misma forma, es un lugar ideal para poder disfrutar de un baño sin preocuparse por el ritmo marino, como si estuviese en una piscina. Imperdible.