El área de Economías Regionales de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) manifestó recientemente su “creciente preocupación por el agravamiento de la crisis que atraviesan los 32 complejos productivos, que generan miles de empleos”.
Los productores en los distintos rincones de la Argentina no consiguen la rentabilidad suficiente ni siquiera para cubrir los costos de producción.
Por eso la Confederación fue lapidaria al presentar su reciente informe. “En los sectores productores de legumbres, leche, vino, tabaco, miel, yerba, cítricos, frutas finas y verduras, entre otros, se registra un nulo o escaso nivel de rentabilidad en plena época de cosecha que impide cualquier planificación a corto y mediano plazo”, dijo la CAME.
Como a muchos (la mayoría) de los rubros de la economía argentina, en el caso de la producción se repiten los elementos negativos que inciden en la crítica situación.
La CAME mencionó que los complejos productivos están “fuertemente afectados por la suba de costos internos, la elevada presión tributaria (la reimposición de los derechos de exportación), la dolarización de los insumos, el aumento de la energía y el encarecimiento de los créditos por la suba de tasas”.
Sin consumo en reactivación, con una fuerte inflación que provoca incertidumbre mes a mes sobre los precios de los insumos, es difícil ver un panorama alentador para miles de productores en las provincias.
El tiempo apremia y desgasta. Sin tiempo ni medidas la continuidad de las economías regionales está en riesgo.