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“¿Ah, no tenés plata? Bueno, te vamos a matar igual quedate tranquilo”. La frase para el abuelo de 75 años en plena madrugada de ayer dentro de su vivienda del barrio Guaraní, sonó a sentencia de muerte.
“’Matame nomás, porque no tengo nada’, le respondí y como ya estaba atado de pies y manos y tirado en la cama con una almohada en la cabeza, esperaba la puñalada”, contó a PRIMERA EDICIÓN Víctor Rotela, empleado municipal de Eldorado y próximo jubilarse, viudo y padre de seis hijos, que fue atacado con ferocidad por al menos tres sujetos que irrumpieron en su hogar, pasadas las 3, con una decidida intención: golpearlo hasta sacarle el último centavo.
Feroces
Rotela detalló “la media hora” de tormentos a la que fue sometido en su inmueble de la calle Bertoni -en el kilómetro 3- para robarle libros de poco valor y una pequeña radio con la que “escuchaba las noticias a la mañana temprano”.
“Me despertaron los ruidos en la ventana del living, me acerco, la abro y me encontré un joven de cabello rubio, alto y con un puñal en la mano, que primero me dio un golpe en la cara con algo pesado que no logré ver, luego ingresó y me amenazó de muerte. Estaba atontado por la seguidilla puñetazos sin parar”.
Además resaltó: “Me exigía dinero todo el tiempo y no me creía que no tengo plata, que lo poco que me quedaba se lo había dado a mi hija ayer por la mañana (lunes) para que fuera al médico”.
Me ataron los pies y las manos con una camiseta de frisa y con un pedazo de cortina. Después me tiraron en la cama mientras revolvían todo. De tantos golpes me rompieron la boca, la prótesis dental, y tengo un hematoma y corte en la cabeza”.
“Fue un calvario, no me creían que no tengo ahorros, que lo poco que gano como empleado de Obras Públicas (Municipalidad de Eldorado), se me va en comida y medicamentos”.
“Pero el rubio grandote insistió una vez más y me dijo: ‘Decime dónde está la guita, porque voy a apagar la luz y te mató a cuchillazos, no es joda’. Ahí ya no respondí más y me entregué a lo peor, a lo que suerte indicara, pensé que me iba a asesinar nomás”.
“Pero no lo hizo, yo estaba atado y tirado en la cama. Sentí silencio y esperé quieto con mucho miedo hasta que clareó, ahí logré soltarme las manos, después lo pies y me fui a pedir ayuda hasta la comisaría Segunda”.
“El barrio no es muy poblado, yo vivo enfrente a la facultad de Ciencias Forestales, y no hay vecino cerca que pudiera escuchar los ruidos de la golpiza. Por eso esperé quietito, temía encontrarme en la calle con los delincuentes en la oscuridad”.
A pesar del miedo y de los dolores de la tortura, Rotela llegó a la seccional y desde allí fue trasladado de inmediato a la guardia de emergencias del Hospital SAMIC de Eldorado, donde le realizaron las curaciones y estudios pertinentes y le diagnosticaron una evolución de quince días sin realizar esfuerzos físicos.
“Nunca imaginé que me iba a pasar esto, no se puede creer, nací y siempre residí en Eldorado, tuve mi familia en este barrio y enviudé en este pueblo. Ahora que sólo espero jubilarme y descansar, voy a tener que andar con temor constante”.
Según las fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN, al menos tres sujetos, son buscados por investigadores de la Unidad Regional III, como principales sospechosos del ataque a golpes, amenazas de muerte y el uso de arma blanca con intenciones de robo.