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El lunes 17 de diciembre pasado un misionero efectivo de Prefectura Naval Argentina, conducía su camioneta sobre la ruta provincial 118 a pocos metros del empalme con la 5 -en jurisdicción de la localidad correntina de Caá Catí- de imprevisto perdió el control del tránsito, despistó, impactó contra la valla de cemento de una alcantarilla y volcó a pocos metros de la banquina en pleno paraje Carandaity.
Se podría destacar que la fortuna lo acompañó en medio del dramático instante, porque el transporte no cayó a afluente pero su hijo adolescente de 15 años quedó herido y atrapado entre los metales retorcidos de la Renault Duster.
Logró salir del rodado y poder comunicarse para pedir ayuda a la Policía de Corrientes y ambos fueron trasladados hasta el hospital zonal para las curaciones y estudios por los golpes sufridos.
A las pocas horas fueron dados de alta y regresaron a Posadas, a su hogar en la chacra 104 ( de las avenidas Blas Parera y Zapiola), sector oeste de Posadas, para recuperarse de los golpes y el trauma del siniestro vial.
Pero los problemas para el prefecturiano no cesaron por más pronta evolución de la salud tanto suya como de su hijo menor de edad.
Un mes después, el 16 de enero, de acuerdo constaría en el libro de actuaciones de la comisaría de Caá Catí (departamento de General Paz en la vecina provincia), decidió ir a ver su vehículo, percatarse de los daños que sufrió y la manera de traerlo a Posadas, con la intención de repararlo.
Por si fuera poco…
Pero esta vez la sorpresa se le presentó insolente, porque su automóvil estaba en el lugar que se le informó lo habían trasladado, pero sin una rueda completa y no producto del golpe y vuelco, sino de una llave cruz y las manos de un ladrón que retiró los cinco bulones y se la llevó.
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Mascullar bronca y volver a ampliar su exposición policial por el hurto, fue lo que debió atravesar para luego realizar los trámites de rigor y poder recuperar su camioneta.
Fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN precisaron, que el efectivo de seguridad de 39 años detalló el faltante de la rueda, valuada en cinco mil pesos en el mismo libro en que se dejó sentado el grave episodio de tránsito 31 días antes.
Pero además dejó constancia que ningún oficial, o funcionario policial a cargo de la dependencia se presentó para brindarle algún tipo de explicación en la seccional de Caá Catí.
La presentación como damnificado se transformó en denuncia y se abrieron sumarios e investigaciones para determinar quiénes son los policías correntinos involucrados (o presuntos poliladrones) y las medidas respectivas para recuperar la rueda y llanta.