Después de estar once días en terapia intensiva en el Hospital Mário Covas de Ilhabela (Brasil), falleció hoy a las 3,30 de la madrugada José Alfredo Fernández como consecuencia de una descompensación. Desde hace varios años, Alfredo, vecino de esta ciudad, sufría una severa patología en su corazón (miocardiopatía dilatada), razón por la que le habían colocado un cardiodesfibrilador pero llevaba una vida normal y feliz junto a su esposa, Silvina Méndez; su hija Selene y su adorado nieto, Dante.
El día que llegó a su querido Brasil comenzó a sentirse mal y pocas horas después fue ingresado al hospital público de esta isla ubicada en el Estado de San Pablo.
Alfredo recibió una atención de excelencia a cargo de un equipo profesional que no sólo hizo todo lo médicamente posible para salvarlo sino que, además, contuvo a su familia con gestos de grandiosa humanidad. Los médicos terapistas Pedro Marques, jefe de la UTI, y el cordobés Ignacio Marcos Ferreyra fueron pilares en este duro proceso para su familia, la que sufrió con él en la isla y la que padeció cada minuto de su agonía desde Posadas y desde su ciudad natal, Goya (Corrientes).
Su corazón trató de dar batalla, pero con el paso de los días su estado general se fue deteriorando y comenzaron a fallar sus otros órganos.
El vuelo que no pudo ser
Desde el primer día de su internación, la Red de Traslado de la Provincia de Misiones puso a disposición el avión sanitario y alertó al Consulado de Argentina en San Pablo de la situación. La comunicación entre el hospital de Ilhabela y su médico, Ariel Szyszco, del hospital Madariaga de Posadas, fue diaria y fluida.
Todo estaba preparado para traerlo a Posadas pero, por su delicado estado, los médicos desaconsejaron su traslado.
El vicegobernador, Oscar Herrera Aguad, gestionó personalmente el operativo para poder repatriar su cuerpo. También interviene la Fundación Parque de la Salud. El proceso no es nada sencillo porque se requieren numerosos trámites ante el Registro Civil y el Consulado.
Se estima que su cuerpo llegará el miércoles a Posadas donde su familia y sus amigos lo esperan para darle el último adiós. El sepelio tendrá lugar en Paz Eterna, por avenida Lavalle de esta ciudad.
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“Adiós y gracias”, las palabras de su hermana Gisela
Nunca imaginé escribir la noticia de la muerte de mi hermano. Tampoco que no pudiera estar con él para despedirme. Él amaba viajar y tenía especial debilidad por las costas de Brasil.
El “pelado” conoció casi todas las playas de ese país. Silvina, su gran amor y compañera desde hace 20 años, lo acompañó en todos sus viajes. Nadie podía pararlo, mucho menos su delicada salud. Era testaduro mi hermano. Casi siempre viajábamos juntos pero este año los números no nos cerraban y, aunque a él tampoco, me dijo que se iba igual. Siempre supo que su vida sería más corta.
Alfre tenía muchos y buenos amigos. Dos de ellos, Manuel y Magui, estuvieron con él durante su internación. En Ilhabela, mi hermano y su esposa estuvieron acompañados también por otros miembros de la familia. Ahora nos toca a todos lidiar con su despedida.
Dos palabras están hoy en el corazón de mi familia: adiós y gracias. Gracias a la Salud Pública de Brasil y a sus queridos médicos que lo atendieron maravillosamente bien y sufrieron con él cada recaída.
Agradecida al Vicegobernador de Misiones y a la Red Central de Traslado de la Provincia que tanto hicieron y aún hacen para poder traerlo de nuevo a Posadas.