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Víctima de un engaño o, por el contrario, autor de una fábula. De una u otra manera, poco y nada le creyó la Justicia Federal a un pescador paraguayo que permanece detenido desde hace casi un año, tras caer con poco más de un kilo de cocaína oculto en la entrepierna. El imputado aseguró que lo embaucaron de manera irrisoria, tras solicitarle que llevara yeso desde Paraguay hacia la Argentina. Para él, se trató de algo así como un “narcocuento del tío”.
El acusado, de 40 años, rompió el silencio semanas atrás. Sin embargo, su historia no fue suficiente y la Cámara Federal de Apelaciones de Posadas confirmó el procesamiento con prisión preventiva que meses atrás le había dictado el magistrado Miguel Ángel Guerrero, titular del Juzgado Federal de Eldorado.
Tal como PRIMERA EDICIÓN informó en su momento, todo comenzó alrededor de las 19 del lunes 26 de marzo de 2018 a la vera del río Paraná, en el barrio Santa Rosa de Puerto Iguazú. Según el parte oficial, en ese lugar efectivos de la Unidad Regional V de la Policía provincial interceptaron al sospechoso cuando bajaba de una canoa proveniente del país vecino y descubrieron que transportaba 1,005 kilos de clorhidrato de cocaína.
A la hora de la indagatoria, el extranjero no negó aquellos hechos, aunque agregó un detalle no menor: aseguró que había sido engañado por un desconocido que le ofreció dinero para que transportara yeso. Sin embargo, la sustancia polvorienta era, en realidad, cocaína.
“Ese día yo estaba pescando en la costa paraguaya, era de tardecita cuando se acercaron dos señores con una canoa con motor y me preguntaron si quería ganar 500 mil guaraníes -unos 3.500 pesos- para entregar un pedazo de yeso para muestra a un señor en la Argentina. Me dijeron que si le gustaba ese yeso al patrón, yo iba a ganar más plata porque había treinta kilos para pasar. Me mostraron que era yeso puro”, sentenció el paraguayo ante la Justicia, según consta en el expediente.
El acusado aceptó el trato y se subió al bote en dirección a Puerto Iguazú. “Al llegar a la costa argentina, veo que el señor de la canoa tenía una radio, llamó a no sé quién y le dijo que yo tenía una camisa blanca y gris, buzo y chinelas. Le dijo ‘ya se va a entregar’. En ese momento, el señor de la canoa me apuró diciéndome ‘llevale rápido, guardá en tu camisa y corré, porque el patrón está apurado’. Y al subir por el ‘pique’, a unos veinte metros de la costa, me agarraron los policías de civil”, especificó.
El imputado contó luego un dato al menos llamativo del procedimiento. “Me llevaron a la casa de un señor que intervino como testigo, donde hicieron la prueba del reactivo químico al menos diez veces, pero ninguno dio positivo, hasta que el agente puso un líquido en el frasco, el último que tenía, y ahí recién dio positivo. Los policías se felicitaban y abrazaban”, recordó el supuesto narcotraficante.
El inusual relato, que incorporó en el expediente la teoría del “narcocuento del tío”, no conmovió a las autoridades judiciales, quienes finalmente le dictaron la prisión preventiva -ahora confirmada por la Cámara- por el delito de “contrabando de importación de estupefacientes agravado en grado de tentativa”. El extranjero permanece alojado en una unidad penitenciaria del Alto Paraná misionero, a la espera de que la causa llegue a juicio. En el debate oral tendrá una nueva chance de contar su versión sobre lo sucedido.