Aún cuando no lo confesemos, todos sentimos miedo alguna vez. Sobre todo, en los tiempos que corren. Y todos colocamos esa emoción que experimentamos en algún lugar. Estos son algunos de los sitios donde habitan nuestros miedos:
*La violencia
¿Por qué alguien que conduce su coche puede violentarse con otro automovilista? Porque tiene miedo. La persona que conoce y valora su capacidad puede bajar y conversar, aunque el otro sea responsable de lo sucedido. Pero quien grita, descalifica o golpea, en el fondo, teme. Alguien que despliega violencia en cualquiera de sus formas está asustado. Por supuesto, ésto no es un justificativo pero nos ayuda a comprender.
*El control
Otros colocan el miedo en el control. Cuando en una relación de pareja, se discute por tonterías, en el fondo, temen ser controlados por la otra parte. Así es como surgen las guerras de palabras para controlar primero: “Yo decido lo que se hace acá”. Pero detrás de ese control sobre los demás hay miedo a perder la libertad. ¿Por qué una pareja discute por plata, ya sea que tengan mucha o poca? Por lo general, es una lucha de poder para ver quién controla a quién. Cuando uno de los dos pretende ser quien la administra, lo hace porque piensa que tendrá más poder.
*La procrastinación
Mucha gente vive procrastinando o postergando y declara: “El mes que viene empiezo el gimnasio”; o: “En las vacaciones ordeno el placard”. Todo lo dejan para mañana… ¡y ese mañana nunca llega! ¿Por qué? Porque tienen miedo de fracasar, de equivocarse. También pueden tener miedo de que les vaya bien en la vida, o de ser felices (aunque suene extraño). Algunos hace años que están cursando el último tramo de una carrera y nunca se gradúan (por temor). Toda postergación es miedo al fracaso o al éxito.
*El dinero
Muchas personas que se perciben incapaces, o tienen miedo de sus puntos fuertes, suelen anclar su seguridad en el dinero. Aquel que gasta excesivamente y sin ninguna restricción, en el fondo, tiene miedo y no cree en su propio valor. En el extremo opuesto, está aquel que ahorra y nunca gasta porque, así, se siente seguro. No gastar implica acumular seguridad. Algunos tienen más posesiones de las que pueden disfrutar. Detrás de la codicia se esconde el miedo. No se trata de desear tener más sino de temer no tener lo suficiente. De igual manera, aquel que roba o estafa a otro no le tiene fe a su propia capacidad de prosperar y avanzar en la vida.
*La gente
Por último, hay quienes le tienen miedo a lo social. Entonces no hablan en público y no salen demasiado por temor a causar una mala impresión y, sobre todo, a no estar a la altura de los demás.
Para ser capaces de avanzar, a pesar del temor, es fundamental aceptar que uno tiene miedo. La diferencia entre alguien seguro y alguien inseguro es que ambos tienen miedo pero uno lo maneja y el otro permite ser manejado por esa emoción.
¡No nacimos para ser esclavos del miedo!
Colabora
Bernardo Stamateas
Doctor en Psicología, Sexólogo Clínico, Escritor y Conferencista Internacional.