
El siseo de la máquina de coser es constante a esta altura del año en la casa de Andrea “Nina” Sanabria en el barrio Manantial de Posadas.
Para llegar con las cartucheras y mochilas a tiempo, antes del inicio del colegio, todo momento es bueno para que esta mujer todo terreno pueda sentarse a cortar tela, pintarla y dejarla listas para los niños que las van a usar en el salón de clases.
Proveniente de una familia de escasos recursos, Nina, como la llaman en su círculo de amigos, siempre se sintió movilizada a realizar acciones solidarias dirigidas especialmente pequeños de muy bajos recursos.
La iniciativa ya lleva más de quince años ininterrumpidos.
“Cuando mi hija mayor (ahora tiene 21 años) comenzó el jardín de infantes, vi que algunos de sus compañeros no tenían elementos escolares. Al volver a casa me puse a buscar retazos de tela jean, fui a la mercería y compré cierres. Como no tenía la máquina aún comencé a confeccionar a mano las cartucheras y bandoleras”, recordó emocionada.
Como Nina había aprendido algunas técnicas de pintura sobre tela, le puso a sus trabajos todo el amor y la delicadeza del mundo para que los chicos tuvieran un objeto de su agrado y del cual sentirse orgullosos al exhibirlos entre sus compañeros.
Con el tiempo, la mujer empezó a rodearse de personas con el mismo corazón solidario que ella para que tanto las telas de las cartucheras y mochilas como los útiles según fueron pasando los años.
Pedidos de todos lados
Nina se hizo tan conocida por su solidaridad que nunca le faltan pedidos para donar. De hecho, a mediados de esta semana se ocupó de llevar un lote de 20 cartucheras y bandoleras a un comedor de su barrio.
Para que no se corte la cadena de solidaridad, este sábado por la mañana tiene pensado intercambiar alfombritas que confeccionó por útiles escolares que está juntando para el nuevo kit que cose y será donado en el barrio Los Patitos.
La visita de PRIMERA EDICIÓN a su casa, fue en momentos de encontrarla apartando la tela para las alfombritas por un lado, y para los útiles del otro.
En estos años de coser, Nina se ha vuelto una artesana autodidacta y parte de los ingresos para mantener el hogar también proviene de lo que confecciona para vender a través de Facebook, donde gestiona su incipiente negocio y su solidaridad, junto con el grupo impulsado por Juana Medina.