Vivimos toda la vida con este cuerpo que se nos ha dado, ¿pensamos alguna vez que todos los recuerdos, sensaciones y vivencias están guardadas en él? Desde que nacemos y al transcurrir el tiempo vamos sintiendo la vida misma con el cuerpo.
Cuando somos niños están permitidos los berrinches, lloriqueos y enojos. Es fácil verlos expresarse, pero al ir creciendo se nos enseñó a guardar lo que sentimos, no decir, no expresar y todo se va acumulando en nuestros músculos que serían como las paredes de nuestra casa.
Lo no dicho, lo no expresado se manifiesta en rigidez y tensión que como ya dijimos sólo nos trae problemas, pero sobre todo no nos permite expresar lo que ¡somos!
La idea es que puedan autoobservarse y elegir un momento en que se sientan agotados, tensionados y hayan pasado alguna situación que merece dejar de pensar y poner el cuerpo para sentir qué les provoca y después poder decidir qué hacer con eso.
Pensé en un ejercicio muy sencillo para tensar, soltar y liberar con el cuerpo lo que sentimos.
Este ejercicio se hace acostado boca arriba, vamos a comenzar a respirar llevando el aire al abdomen, lentamente nos conectamos con el ritmo respiratorio.
Observar los apoyos del cuerpo hasta que estemos acostados cómodamente. Cuando pudimos conectar con nuestro ritmo interno vamos a observarnos, ¿qué sentimos? ¿Duele algún lugar? ¿Me siento cansada?
Si es así ¿qué me cansó, qué me agotó? Luego tensionamos el cuerpo completo, como si tuviera que sostener algo muy pesado, cierro puños, se contraen todas las partes del cuerpo: piernas, brazos, abdomen.
La cara también, frunzo el ceño y todo el cuerpo queda tensionado hasta la respiración se corta, sosteniendo esa tensión por 5 o 10 segundos.
Suelto la tensión, suelto el aire, suelto todo, como si el cuerpo se entregara al piso y se relajara completamente. Puedo repetir de tres a cinco veces y descansar. Observo en mis clases que lo que más necesitamos los humanos es descansar, parar, darnos un tiempo de encuentro con nosotros mismos, para poder cuidarnos y darnos lo que estamos necesitando.
Somos los propietarios de nuestra casa, si no nos ocupamos nosotros de cuidarla y mantenerla ¿quién lo hará? Que Dios los bendiga.
Colabora
Paula Vogel
Profesora de Educación
Física.
Educadora Biocéntrica.
3764-414872