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Un homicidio. Un asalto armado. Y ahora también, al parecer, una violación. Un compendio de delitos graves marcan la vida de “Rafa” (36), detenido el último miércoles por engañar vía Facebook a una estudiante de 21 años para violarla bajo extorsión.
Ayer se confirmaron pesados antecedentes: sobre sus espaldas pesan dos condenas previas, una por un homicidio a escopetazos y otra por un asalto armado.
El primero de esos casos no fue menor. Terminó condenado a trece años por matar de un escopetazo al concejal Víctor Celestino (42), en un robo, en Almafuerte. Justamente por ese crimen y por el posterior robo calificado es que se le unificó una pena que aún cumplía y que expiraba recién dentro de un año, el 14 de febrero de 2020.
Para decirlo en otras palabras, “Rafa” se encontraba bajo el régimen de libertad asistida el último miércoles, cuando fue detenido por la extorsión y violación perpetrada semanas antes en el bario El Progreso, hacia el sur de Posadas, según confirmaron las fuentes a PRIMERA EDICIÓN. El caso vuelve a poner en el tapete la polémica sobre el grado de reinserción de exconvictos.
En el mundo virtual
Tal como se informó ayer, el sospechoso fue apresado alrededor de las 10 del pasado miércoles sobre avenida Cocomarola y Cabildo, a una cuadra de Quaranta. Allí había citado a una mujer que contactó vía Facebook y a la que había convencido para que trabajara para él como prostituta. Esa “víctima”, en realidad, era una agente encubierta de la Policía provincial. Terminó tras las rejas.
Ese desenlace fue el corolario de una investigación que se inició a fines de enero, cuando una estudiante de 21 años oriunda de Gobernador Roca relató ante las autoridades que había sido víctima de “Rafa”.
La muchacha contó que, jaqueada por la crisis y tras el sueño del título universitario, había aceptado la propuesta del acusado, quien se hacía pasar por mujer en Facebook y le había ofrecido vender su cuerpo a un grupo de clientes que conocía.
Para llevar adelante ese trabajo, el sospechoso la citó a una vivienda del barrio El Progreso, donde un enfermero de su confianza debía examinarla ginecológicamente para saber si estaba apta. Ese enfermero no era otro que “Rafa”, quien entonces le dijo que debía “probar” su desempeño. Tras abusar de ella, le sacó fotos desnuda, que luego utilizó para extorsionarla y exigirle nuevos encuentros sexuales.
Oscuro pasado
La novedad que se conoció ayer en torno al caso tiene que ver con que se ratificó que “Rafa” posee antecedentes penales de peso. Una rápida cuenta permite suponer que vivió casi la mitad de su vida tras las rejas producto de un homicidio y un asalto armado.
El primero de esos hechos tuvo, incluso, repercusión nacional. Sucedió cerca de las 22.45 del viernes 12 de mayo de 2000 en Almafuerte, donde el concejal de esa localidad, Víctor Ramón Celestino (42), fue asesinado de un escopetazo en el tórax.
El caso, que alcanzó amplia repercusión nacional, tuvo varias hipótesis, pero finalmente se centró en la de un robo. Y así lo confirmó la Justicia el 20 de junio de 2002, cuando sentenció a “Rafa” a trece años de cárcel como autor del “homicidio en ocasión de robo” junto a dos de sus cómplices, todos de Bonpland. Habían atacado a Celestino para robarle la recaudación del comercio que administraba en su casa.
Tras cumplir las dos terceras partes de esa condena, salió en libertad condicional en 2008. No duró mucho en la calle. Cerca de las 2.30 del 23 de julio de 2009, asaltó una funeraria de Garupá en la que antes había trabajado. Por ese hecho, en abril de 2010 fue sentenciado a seis años y declarado reincidente. Más tarde, en 2012, la Justicia unificó ambas condenas y lo sentenció a un total de 17 años, que se agotaban el viernes 14 de febrero de 2020.
Pese a la reincidencia y por motivos que por el momento no se conocen, “Rafa” volvió a gozar de una libertad asistida pese a no cumplir el total de la pena. Fue en junio de 2017 y, tras casi dos años, volvió a quedar detenido. Las autoridades aguardan ahora por la peor de las sospechas: que haya más víctimas de abuso bajo el mismo ardid.
Una vida ligada al delito
Alrededor de las 22.45 del viernes 12 de mayo de 2000 tres jóvenes se hicieron pasar por clientes y golpearon las manos en el portón del edil Víctor Ramón Celestino (42), en Almafuerte. Dijeron querer comprar vino pero, en un descuido del funcionario, dos de ellos lo interceptaron.
Se produjo un forcejeo y entonces “Rafa” -al decir de la Justicia- intervino y mató a la víctima de un escopetazo en el tórax. El caso tuvo repercusión nacional y fue replicado en medios como el diario Clarín de Buenos Aires.
Al otro día, el autor, un compañero de estudios y un exprofesor, fueron detenidos en Bonpland. Habían ocultado un verdadero arsenal en la casa de un cuarto demorado, quien luego fue liberado.
El jueves 20 de junio de 2002 “Rafa” fue responsabilizado por la Justicia como autor de “homicidio en ocasión de robo” y sentenciado a 13 años de prisión. En tanto, sobre sus dos cómplices recayó una sentencia a 12 años como “partícipes necesarios”.
Tras cumplir las dos terceras partes, “Rafa” salió en libertad a mediados de 2008. Sin embargo, cerca de las 2.30 del jueves 23 de julio de 2009 volvió al delito, esta vez tras perpetrar un asalto en una funeraria de Garupá, donde aparentemente había trabajado hasta algunas semanas antes. Fue detenido y sentenciado a otros seis años en abril de 2010. Dos años más tarde se le unificaron ambas condenas y fue condenado a 17 años, a cumplir el viernes 14 de febrero de 2020.
El miércoles 14 de junio de 2017 la Justicia provincial le concedió la libertad asistida a “Rafa”y ordenó estricto control del Patronato de Liberados de la provincia. El último miércoles, alrededor de las 10, el convicto cayó en su propia trampa: tal como había hecho con una joven a la que violó, contactó a otra supuesta víctima y la citó en el barrio El Progreso.
Nunca imaginó que esa mujer, en realidad, era una agente encubierta de la Policía provincial. Ahora enfrenta una nueva causa, esta vez por “abuso sexual con acceso carnal y coacción”. Sería indagado hoy por el juez Marcelo Cardozo.