Una siesta de terror fue la que los delincuentes le hicieron vivir este último viernes a la familia Eidinger. Entre tres entraron a la vivienda del barrio Alta Gracia con intenciones de robo.
Estuvieron a punto de matar a Jorge, pero la bala no salió de la recámara. Pero sí se ensañaron con su esposa de 36 años, a la que le destrozaron la pierna con el disparo de una 45. El hombre es licenciado en Teología y pastor de la Iglesia Jesucristo la Roca Viva. Casi 24 horas después del hecho, dio detalles del frenesí de maldad que duró apenas un minuto y del cual milagrosamente pudieron salir con vida.
Arriba, su esposa Julia se recuperaba en una de las habitaciones del Hospital Escuela. Abajo, Jorge accedió amablemente a charlar con PRIMERA EDICIÓN para conocer de primera mano el peor momento de sus vidas, pero al que lo superan con la fuerza de la fe.
“Eran más o menos las 15.50. Luego de haber dejado mi vehículo en el lavadero, yo estaba durmiendo la siesta. Hacía mucho calor, por lo cual mi esposa abrió la puerta del frente. El portón no estaba con llave, pero sí cerrado. La mamá le dijo a mi nene de ocho años que vaya a despertarme porque yo tenía que ir al trabajo. Entonces él entra a mi habitación y me habla para que me levante. En eso escucho que mi perrito ladra muy fuerte y de una forma extraña. Lo primero que escuché fue la voz de un hombre. Pensé que eran mis hijos que habían venido del campamento religioso que se estaba desarrollando, a buscar algo a mi casa”, relató el pastor.
Fue en ese momento en que comenzó la pesadilla: “Cuando me dispongo a salir de la habitación, yo ni siquiera pensaba que se trataba de un asalto en progreso. Apenas pongo un pie afuera, a una distancia de unos dos metros me topo con un hombre que me apunta directamente a la altura del pecho. Sin decirme nada, gatilla, pero se le traba la pistola. Mi reacción fue proteger a mi nene llevándolo hacia dentro de la pieza y poner la traba. Del otro lado, esa persona pateó la puerta. Cuando buscaba algo para enfrentar al ladrón, escuché dos disparos. Esos ruidos provenían del lavadero, donde estaba mi señora peleándose con ellos. Le había aparecido uno empuñando un arma y le dijo ‘donde está la plata’”.
Jorge pudo hablar con más tranquilidad con su esposa y ella le contó cómo se desarrollaron los hechos en la que ella se llevó la peor parte.
“En el nombre de Jesús”, Julia comenzó a reprender al ladrón por lo que estaba haciendo. ‘Te reprendo Satanás, te ato delincuencia’” le gritó, a lo que el ladrón, sorprendido al escuchar esas palabras le gritó “¡callate! ¡callate!” y le tiró una patada.
La mujer se defendió arrojándole una silla. El malhechor la volvió a patear más fuerte y alcanzó a tumbarla. Ya en el suelo la siguió pateando y la mujer hizo lo propio para defenderse. El perro de la familia también se sumó a la pelea para defender a su dueña mordiéndole los tobillos al malandra. Finalmente uno de ellos decidió dispararle con una bala calibre 45 que le entró por la pierna, le astilló el fémur y se alojó en la cadera.
Eran tres las personas que entraron a la vivienda y se cree que había un cuarto afuera esperándolos en un Renault Clio azul, en el que terminaron escapando. Los delincuentes estaban encapuchados y armados los tres. “Yo estimo que ellos pensaron que mi señora estaba sola en la casa y se toparon conmigo” dijo Jorge.
Como se dijo, todo duró apenas un instante. Casi al mismo tiempo, cuando uno de los delincuentes le disparó “sin éxito” a Jorge, en el lavadero de la casa los otros se ensañaban con su mujer.
“Cuando pegó la patada a la puerta, escuché que le gritó a los demás ‘vamos, que hay un tipo adentro’. Sin dudas, la manera en que mi esposa se peleó con los dos y terminando solo con un tiro en la pierna, habla de una intervención divina”, expresó el hombre.
Después de dispararle, se fueron del lugar. Jorge se abocó a asistir a Julia y llamar al 911. “Los policías se portaron muy bien, llegaron enseguida”, dijo. Destacó el trabajo de los psicólogos de la fuerza, el acompañamiento y la contención que todos les brindaron.
Sobre el por qué pudo haber ocurrido el intento de robo, el pastor señaló que ellos están llevando adelante el plan de construir un templo.
“Nosotros pedimos a la gente que colabore. Lo hacemos en nuestras reuniones y también en las transmisiones de radio. Esa gente habrá pensado que nosotros teníamos el dinero en nuestra casa, pero en realidad está en el banco. Además el dinero está a nombre de una asociación, no es que yo pueda ir a sacarlo así nomás”, explicó.
No es la primera vez que sufren un hecho de inseguridad en su hogar. Tres años atrás y también el año pasado, ladrones entraron a la casa cuando ellos no estaban.
“Nosotros alquilamos en ese lugar, así que ya tenemos decidido irnos de allí. Somos gente de bien y no tiene sentido tener que seguir viviendo esto. Las cosas materiales van y vienen, pero que le hagan algo a la familia es algo que yo no puedo permitir”, dijo Jorge.
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Respecto al estado de salud de su esposa, destacó que los médicos le hicieron un drenaje de la herida y planeaban realizarle una operación en la pierna.
Hombre de fe, Jorge destacó que “gracias a Dios está evolucionando bien”. Valoró a las personas que se comunicaron desde varios países y desde varios puntos del país preocupados por lo que les había sucedido. “Pensar que podíamos haber sido tres las víctimas. Dios obró milagrosamente”, cerró acongojado.