Con la partida de dos médicos generalistas, el Hospital de Nivel I de Comandante Andresito tiene el desafío de reacomodarse hasta encontrar nuevos profesionales dispuestos a ir a trabajar en una de las localidades más alejadas del nordeste de la provincia.
“De las seis zonas de salud del interior, nuestro hospital es el que más necesitado está de médicos. Ocurre que vivir en una de las ciudades misioneras más alejadas tiene esas cosas: se nos vuelve demasiado complejo encontrar un médico que quiera venir a ejercer a estos lugares”. Las palabras del director del nosocomio, Raúl Fernando Vernego, empatizan con quienes deciden elegir ejercer esa (y otras carreras profesionales) en la ruralidad.
“Ser médico en la frontera, y no porque yo lo sea, es el lugar donde se puede entender, pero de verdad, la vocación”, puntualizó.
Vernego, al igual que casi todo el pueblo de Andresito, mostró aceptación por el crecimiento profesional de los miembros de su plantel, pero entiende que encontrar reemplazo va a ser un camino “espinoso”.
“En estos momentos estamos dialogando con el Ministerio de Salud para conseguir médicos para nuestro hospital. Es más, también existe una posibilidad de que la Universidad del Nordeste se ponga en contacto cuando aparezca algún interesado en nuestra solicitud”, contó.
Sobre el éxito de la gestión, el médico espera poder encontrar rápido a algún aspirante, aunque sabe lo difícil que es “tentar” a los profesionales a mudarse de la gran ciudad a un pueblo de frontera.
En este contexto se complejiza el panorama de atención, porque el nosocomio ya tuvo en enero la baja de una médica, Liliana González de Castañeda, quien había tomado licencia por enfermedad y no se sabía cuándo iba a volver, cosa que -según Vernego- ocurrirá en marzo.
“Dificultades a causa de la demanda de personal médico hay todos los días. La demanda de quienes trabajamos aquí es importante. Nos pasamos muchísimas más horas en el hospital atendiendo a los pacientes que las que podríamos dedicar a otras actividades”, refirió.
Además, al igual que en otros centros de salud, a esta altura del año, donde hay un vuelco de la población para completar las fichas médicas de aptitud para realizar educación física, el hospital de Andresito también se encuentra muy por encima de sus porcentajes habituales de atención.
Aunque el trabajo se compensa un poco con la atención que brindan los consultorios privados, Vernego comentó que la actividad atraviesa por un “pico” en esta temporada.
Por turno, de lunes a viernes, los consultorios externos reciben más de 100 pacientes. Y el servicio de emergencia, en tanto, llega a contener de 30 a 40 personas,
El equipo humano
Sobre el personal que se desempeña allí, tiene el siguiente organigrama: tres médicos generalistas, 16 enfermeras que cubren guardias de ocho horas, una odontóloga, dos radiólogos clínicos, una ecografista, una bioquímica y trabajadores administrativos, personal del Plan Sumar y de admisión de pacientes. Ninguno de los profesionales es de Andresito: todos llegaron a esa comunidad con el plan de ejercer medicina en el corazón del monte.
El hospital (como todos los de Nivel I) no cuenta con servicio de cirugía, por lo tanto los pacientes son derivados a Eldorado o Iguazú.
Con la finalización del asfaltado de la ruta provincial 19, la localidad logró una conexión mucho más eficiente con el resto de la provincia, ya que la comunica al sudoeste con Wanda, sobre el río Paraná.
“Sin embargo, el hospital más cercano que brinda servicio de cirugía está a 130 kilómetros, alrededor de una hora y media de viaje en ambulancia”, lamentó el profesional.
Crecen la población y las necesidades
Comandante Andresito es una ciudad del departamento General Manuel Belgrano. Es el municipio misionero más joven y uno de los de mayor crecimiento. El Hospital de Nivel I es una de las muestras de cómo el plan de dar respuesta a la población se encuentra en la agenda del Gobierno.
El servicio tiene todas las características de un hospital de su tipo, con consultorios externos todos los días, de lunes a viernes por la mañana y la tarde, guardia las 24 horas, odontología, radiografía, ecografía, laboratorio e internación. Pero la gran dificultad que ha tenido y tiene es la misma que se replica en toda la zona noreste de Misiones: San Antonio, Irigoyen, San Pedro, que son las ciudades de frontera más alejadas en el mapa misionero, con las implicancias del caso.
Un sentido adiós
“Los médicos que ahora nos dejan, son dos brasileños pero que estudiaron en Argentina; como no podían trabajar en su país, permanecieron aquí. Ahora que su Gobierno les abrió la posibilidad de revalidar el título de médico, vuelven allá para poder trabajar. El tiempo que trabajaron aquí lo hicieron muy bien, hasta que les salió la posibilidad de irse y nos dejan”, contó resignado el director con evidente preocupación porque, quiera o no, su equipo médico queda reducido y obliga a empezar complejas gestiones para cubrir las vacantes.
La partida es de la doctora Rosamarina Gaspar, quien junto a su esposo, también médico, podrá revalidar el título obtenido en Argentina. Su país habilitó un programa que, en esta segunda etapa, les permite esa homologación casi sin burocracia. Gaspar deja atrás anécdotas y vivencias, tal como lo describió en su larga despedida, hecha pública a través de Facebook, y donde también le llovieron mensajes de agradecimiento de gran parte de la población.
Su adiós deja lugar a un sentimiento de “pérdida” en la comunidad, enclavada en el nordeste misionero, donde siempre hay necesidad de un servicio integral de salud con profesionales a la medida.
Antes de volver a sus tareas habituales, el día que Vernego habló PRIMERA EDICIÓN, se encontraba al frente de la guardia de Emergencias. Antes de dar lugar al próximo paciente, confesó un deseo: “Hay jóvenes de Andresito que están estudiando medicina, ojalá que cuando se conviertan en profesionales, vengan a devolver lo aprendido en su pueblo”.