Su rival, santafesino, tiró 13.41 metros. “Yo pensé que no sabía qué iba a hacer, pero lo iba a pasar de alguna forma”. Se preparó. Todas las células de su cuerpo enfocadas en un solo objetivo. Lanzó la bala y marcó 13.67 metros.
“Casi lloré de felicidad”. Al rato, la medalla de oro colgaba de su pecho. Lucas Alvarenga es la promesa misionera en lanzamiento de bala. Más que una promesa, es una realidad. Pero para crecer en un deporte amateur como éste se necesita ayuda y por eso Lucas busca sponsor.
Con 16 años no sabe con seguridad la cantidad de medallas que tiene. Son muchas. Es atleta de la Federación Misionera de Atletismo (FEMA) y formó parte de la Selección Argentina con la alcanzó el cuarto lugar en lanzamiento de bala en los Juegos Sudamericanos Escolares de Cochabamba 2017. Esta convocatoria llegó después de esos 13.67 metros que tiró en los Juegos Evita de Mar del Plata 2017. Inmediatamente después. Pero ya habrá tiempo para contar esa historia.
Fue su profesor en el CEP 5, Beto Suar, quien vio algo diferente en él. “Hacíamos fútbol hasta que un día, en junio de 2017, me llamó aparte y me preguntó si me gustaría hacer atletismo y él se iba a fijar en qué prueba me iba mejor, que por mi estado físico quizá era lanzamiento de bala”.
No se equivocó y comenzaron los entrenamientos todos los días con el objetivo de los Juegos Evita de ese año.
Cuando llegó la competencia “ya no quise correr, me enfoqué sólo en el lanzamiento. Me fui de acá pensando en que tenía el deber de ganar. Entrenaba aparte, siempre con el pensamiento positivo. Yo estaba pensando, no me importaba donde estaba, sólo pensaba que tenía que ganar”.
El día de la prueba tenía toda la idea puesta en subirse a lo más alto del podio. “Cuando tocó mi prueba yo decía tengo que ganar. La primera serie estuvo medio peleada entre un santafesino y yo y quedé primero, le gané por 5 centímetros. En la semifinal estuvo más peleado pero salí primero. En la final el santafesino dio todo lo que tenía. Yo tiraba 13.26 y él 13.27, yo 13.28 y él 13.29. En el último lanzamiento él tiro 13.41 y yo pensé que no sabía qué iba a hacer pero lo iba a pasar de alguna forma… y tiré 13.67. Casi lloré de felicidad”.
Acá se retoma la historia de su convocatoria. Ni bien terminó la competencia peleada con el santafesino en el altavoz se escuchó su nombre. Lo llamaban a una especie de reunión. “Me dijeron que formaría parte de la Selección en los Juegos Sudamericanos Escolares de Cochabamba 2017 y yo súper contento. De entrenar en el colegio a saltar a la selección es un logro demasiado importante. Fue uno de los momentos más felices de mi vida”.
Los juegos se realizaron en diciembre de 2017 y, como preparación, Lucas debió trasladar su entrenamiento al CeNARD. Fue fuerte. Había que preparar el cuerpo para la altura.
En Cochabamba, su turno llegaba al tercer día de competencia a las 12 del mediodía. “Con calor y falta de aire. Sentí mucho la altura. Yo estaba enfocado en que tenía que ganar y tenía marca para ganar, de los 13 metros que tiré en Mar del Plata subí a 15 en cuestión de dos semanas y con esa marca ganaba”.
Tiró y llegó a 15.65 lo que lo colocó en el segundo lugar pero un error arbitral, que confundió su puntuación con la de un brasilero con el mismo apellido, lo ubicó cuarto en la general. Fue difícil.
“Para sacarme la bronca corrí la posta integrada entre 5 chicos, 3 con discapacidad y 2 convencionales. Salimos segundos después de Colombia con récord argentino de 42 segundos en 400 metros”. Otra medalla más.
A la vuelta del Sudamericano tomó la decisión de cambiar de equipo y pasó a entrenarse en el CEF 2, bajo las órdenes del profesor Sergio Lotz. “En el colegio no teníamos gimnasio, era sólo entrenamiento en pista y campo. Cuando me pasé al otro tuve gimnasio, entrenamiento físico y mental”, recordó a EL DEPORTIVO.
Con el inicio de 2018 y de la mano del entrenamiento más fuerte comenzaron los viajes por la provincia. “En el local salí primero, en el zonal de nuevo con tres medallas por velocidad, bala y salto en largo. En el provincial saqué dos medallas por un segundo puesto en velocidad y primero en lanzamiento de bala”. Estas son sólo algunas de sus cosechas.
Un año difícil
Viajó a Entre Ríos donde salió tercero en la Copa Nacional de Clubes pero después el año se complicó. A fines de 2018, en su segundo Evita en Mar del Plata se agarró un virus que “afectó a mis pulmones y por ello tuvo dos intervenciones” que lo mantuvieron internado durante 46 días. “Fue un proceso muy difícil porque soy un chico sano que hace deportes, nunca me lesioné, siempre entrenaba”.
Pero ese mal momento le dio un empuje que promete llevarlo alto. “Ahora sé que me voy a recuperar y voy a volver mejor todavía. Este año estoy enfocado en agarrar y sacarme la bronca que tengo por lo del año pasado”. Con ese objetivo, tiene una cita el próximo 23 de marzo en Oberá. “Voy a empezar con velocidad para recuperar mi estado físico porque bajé 19 kilos cuando estuve internado”.
Lucas tiene otros cinco hermanos y vive en el barrio A4. Por estos días se entrena solo en el campo de la UNaM. “Todo lo pago de mi bolsillo, mis viejos me ayudan porque hace un año no tengo sponsor”.
Está tercero en el ranking nacional, el mismo se divide en U16 y U18. Él, con 17 metros y una bala de 4 kilos, está tercero en la categoría U16. Con la bala de 5 llega a los 14.65. “Creo que a fin de año estaré ente los diez mejores”, afirmó.
Su buena performance en 2017 le valió una nominación en los premios de la Fiesta del Deporte Misionero que organiza este Diario pero no pudo llevarse la estatuilla. Éste también es un objetivo. Pero si de objetivos se trata tiene muchos. “Mi sueño es ir a los juegos olímpicos 2024”. Pero para conseguirlo, necesita ayuda.