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Le dicen “la reina de las pruebas” porque es irrefutable. Se trata del ADN. Esta evidencia genética suele ser hallada en la escena de un crimen y luego cotejada con la de algún sospechoso.
En este caso, involucró en forma directa a un exconvicto de 27 años, el único detenido por el homicidio de Wilmar Fernández (87), quien falleció el sábado 30 de junio de 2018, tres días después de un brutal ataque con una barreta.
Justamente en esa herramienta, llamada también “pata de cabra” y abandonada por el agresor a un lado de la víctima, fue donde los investigadores hallaron rastros de ADN de una persona y que luego resultó dar positivo para el sospechoso.
Ahora, con ese y otros diversos elementos, la jueza de Instrucción 2 de Eldorado, Nuria Allou, firmó la prisión preventiva, con la calificación provisoria de “homicidio calificado”, revelaron las fuentes consultadas.
En breve la fiscalía también analizará dicha resolución para solicitar la elevación a juicio. Vale recordar -tal como publicó PRIMERA EDICIÓN– que el hermano del exconvicto también estuvo detenido en averiguación del hecho, sin embargo recuperó la libertad y quedó sobreseído en la causa.
El hallazgo
El miércoles 27 de junio, casi al caer la noche, el tranquilo pueblo de Bernardo de Irigoyen se vería conmocionado.
Alrededor de las 19.05, un cliente de la despensa de “Don Wilmar”, como era conocida la víctima, llegó al lugar y se encontró con el dueño sobre un charco de sangre.
A un costado yacía la barreta metálica con la que luego se supo que fue atacado. La Policía se hizo presente en el local, emplazado sobre la avenida Andrés Guacurarí al 200, para iniciar la correspondiente pesquisa. El abuelo habría sido golpeado en la nuca con el citado elemento metálico.
No obstante, también sufrió lesiones en el rostro, producto de la caída. Fue derivado primero al hospital local y luego al SAMIC de Eldorado, donde permaneció internado hasta el sábado siguiente a la madrugada, cuando lamentablemente se produjo el fallecimiento de Wilmar Fernández, quien fue pionero, vecino ejemplar y exintendente de Bernardo de Irigoyen.
Su hijo Guillermo, actual jefe comunal de esa misma localidad fronteriza, quedó destrozado por la noticia.
El mismo día en que se conoció el fallecimiento de “Don Wilmar”, el presunto autor del crimen fue capturado en Puerto Piray. Fue gracias a una llamada anónima realizada de noche, dando cuenta de que el sujeto se hallaba oculto en la vivienda de un familiar en el barrio Badaracco de esa localidad.
Efectivos de la comisaría jurisdiccional acudieron al lugar y no lo hallaron, sin embargo, y ya con las alertas encendidas, realizaron un operativo de rastrillaje. A los pocos minutos dieron con el fugitivo.
Se encontraba oculto en un malezal a la vera de la ruta nacional 12, próximo a una parada de colectivos, con intenciones de continuar escapando.
Cámaras, domicilios y testimonios
Una de las primeras medidas de la Policía, tras conocerse el ataque al octogenario, fue analizar cámaras de seguridad de la zona, donde obtuvieron una imagen similar al sospechoso abordando un remís momentos después del hecho. Hubo además testigos que lo vieron cerca del negocio de Wilmar antes de la agresión.
Al principio se creyó que, debido a que este sujeto no contaba con paradero fijo, era un verdadero problema ubicarlo. Sin embargo, este factor fue una ventaja. Se supo que tenía 21 hermanos, de los cuales sólo uno residía en Misiones y los demás tenían domicilio en Paraguay.
Era improbable que hubiera cruzado la frontera, así que los uniformados pusieron una vigilancia encubierta en Puerto Piray, donde vivía ese familiar. El resto fue esperar.
Fue así que aquel sábado 30 del año pasado a la noche, lo hallaron oculto en la ruta nacional 12, en Puerto Piray.
Se cree que estaba a punto de encontrarse con una mujer, para luego continuar su fuga abordando un colectivo. Pero la Policía le venía pisando los pies.
Un dato no menor es que, para intentar “zafar” del arresto, intentó incriminar a su hermano, quien, pese a ser detenido un tiempo, ya fue sobreseído en la causa.
El joven que ahora recibió la prisión preventiva tenía una larga trayectoria delictiva. Además de ocho años que purgó de condena en la Unidad Penal II de Oberá por un homicidio que cometió en Paraje Macaca (San Pedro), registraba antecedentes por “robo en grado de tentativa, robo calificado, hurto y lesiones”, agregó un vocero del caso.