“Hay que transformarse o reinventarse. Es difícil, pero no queda otra”. Con esa reflexión, la periodista especializada en tecnología Irina Sternik aludió a la urgencia que tiene el periodismo de adaptarse –física y mentalmente- a los nuevos tiempos, en un contexto de crisis de los medios de comunicación “tradicionales”.
Por ese motivo, la comunicadora se sumó al programa de capacitación “Redacciones 4G” de Telecom, que -en su recorrida a lo largo y ancho del país- trajo el pasado jueves a la redacción central de PRIMERA EDICIÓN un taller exclusivo de periodismo móvil y de aplicaciones de las nuevas tecnologías a la profesión.
Antes de su disertación, habló con este Diario sobre sus experiencias y visiones con respecto al punto de partida, las metas deseables y los desafíos para llegar a ellas.
En este año que lleva trabajando en este equipo de capacitación en periodismo móvil, y conociendo la realidad a nivel mundial, ¿en qué estadío ve a los medios en Argentina?
En todo el mundo los medios están en crisis, y en Argentina, están inmersos en esa crisis mundial pero además en crisis económica. Hay que reconvertirse y en Argentina eso es muy difícil porque los medios están reduciendo sus plantas, precarizando a trabajadores y son todavía muy rígidos en cuanto a armar nuevas estructuras de trabajo. Pero para mí, una manera de sobrevivir es precisamente rearmarse nuevamente y apostar a las nuevas tendencias, para así buscar nuevas formas de financiamiento, porque las viejas estructuras de ingresos –la publicidad, las ventas de ejemplares- son las que no están sirviendo ya.
¿Cuál sería la salida a esa crisis?
Hay que buscar una especie de mix entre publicidad en papel, publicidad digital, contenido patrocinado, suscripción y otros servicios similares como una tarjeta que ofrece extras (N de la R: como la tarjeta PE de PRIMERA EDICIÓN): Hay que capturar a la audiencia y darle un beneficio. Lo ideal sería que el beneficio fuera que la información de tu medio de comunicación sea de tan buena calidad que los lectores o usuarios quieran pertenecer.
¿Conoce casos de medios locales que se sostengan sólo con información o todos necesitan de los extras que menciona?
Hay medios chiquitos que son nuevos y que funcionan con nichos. Redacción, por ejemplo, tiene una planta muy corta pero le funciona muy bien lo que ellos llaman periodismo humano: historias más largas, producciones especiales e innovación en diversos formatos. Aunque tiene su circuito de inversores, hace poco lanzaron su plan de membresía, que es el camino que ahora están tomando todos.
¿Es un camino inevitable la suscripción de pago, cobrar por la información?
No sé si es inevitable, pero seguro que hay que buscar nuevas maneras de financiación. Hasta hace un tiempo se decía que, antes o después, el papel va a morir. Ahora, ¿se piensa lo mismo? No creo que vaya a morir, pero sí va a quedar como un producto de edición limitada. De hecho, acabo de leer en las redes que un histórico diario argentino (La Nación) podría dejar de salir en papel todos los días, y eso cambiaría el panorama, te shockea, pero tal vez lo que les permite esa decisión es seguir haciendo periodismo de calidad y publicar lo que se compra, en lugar de imprimir papel que después no se va a poder vender, como pasa ahora con las noticias que ya están en Internet y pierden su relevancia. Creo que quizás quedarán los diarios que publican todos los días con ediciones más limitadas y especiales, algo más producido.
¿Cuál es o debería ser la incidencia de lo multimedia en la transformación del papel a lo digital?
Es indispensable ir a lo multimedia, no solamente en la home del diario sino también en las redes sociales; quizás no lo que hacen todos de publicar 100 tuits o 50 posts por día que no tienen repercusión, sino pensar un poco más cada publicación. Lo interesante es aprovechar la tecnología más innovadora para comunicar mejor el trabajo del diario: no hay que hacer mucho trabajo digital, sino saber cómo contar lo mismo en forma digital para generar interacción con la gente. Hay que conocer a la audiencia, ver por dónde se maneja y aprovechar esos canales. Y no repetir lo mismo en Twitter, Facebook e Instagram, sino buscar una vuelta de tuerca para cada uno. Yo soy partidaria de compartir menos, pero más ingeniosamente. Y sobre todo, no hacer lo mismo que los demás. Es un largo camino, pero hay que hacerlo.
¿Y cómo se conjuga todo ese trabajo en el contexto de achique de recursos humanos?
En realidad hay que hacer todo lo contrario: invertir en un equipo digital o al menos que trabaje interdisciplinariamente con el resto de la redacción. Es muy conocido el caso del New York Times, que primero echó a un montón de gente y ahora volvió a contratar a un montón de periodistas –es una de las mayores redacciones del mundo- para generar productos de calidad que les proporcionan cada vez más suscriptores.
¿Redacción integrada o equipos diferentes pero conectados?
Equipos con nexos entre sí, que colaboren todos porque si no, no hay salida posible. Pero para eso tiene que haber reglas claras y un buen clima de trabajo.
Periodismo en redes
Hoy la mayoría de medios dependen mucho de las redes sociales. Hay que tener un plan b para llegar a las audiencias: una base de datos con mails, ahora se están usando mucho los newsletters y los podcasts, productos de nicho para dar algo de valor a los lectores y fidelizarlos. Y el objetivo final es monetizar también: que los newsletters y otros formatos generen algún tipo de patrocinio.