La causa de los “Cuadernos de la Corrupción” y el capítulo argentino del escandaloso Lava Jato brasileño con Odebretch, trajeron algo de claridad a la opinión pública sobre los estrechos vínculos que mantenían un grupo de empresarios y pseudo-empresarios (puestos para dirigir constructoras con el objetivo de vivir de la obra pública del Estado o para oficiar de testaferros de ciertos funcionarios) y los gobiernos de turno, actuando en conjunto para repartirse las licitaciones y contrataciones a cambio de jugosas coimas. Gracias a lo cual, algunos “selectos” se volvieron nuevos millonarios bajo la protección del poder.
Este sistema mafioso y corrupto sigue salpicando al presidente Mauricio Macri, a parte de su familia y su entorno (ya no sólo por Calcaterra). El domingo pasado por la noche, pudimos escuchar de la voz del propio Macri una frase con la que intentó echar responsabilidades sobre su fallecido padre, Franco, respecto a la participación de las empresas del grupo familiar en el entramado que investiga la Justicia.
“Disculpe la dureza pero usted es consciente que si su padre hubiera estado bien habría tenido que ir a declarar en la causa por los cuadernos y eventualmente lo hubiera procesado”, le dijo el periodista Luis Majul durante la entrevista emitida por el canal América.
Y el presidente Macri le respondió: “Lo que hizo mi padre era un delito, formaba parte de un sistema extorsivo del kirchnerismo en el que para trabajar había que pagar”.
Hoy Franco Macri no puede defenderse y parece más fácil cargarle las culpas (aún cuando se trata de su propio hijo) antes que tener que responder en la Justicia.
Lamentablemente, no se puede tomar como una justificación a la supuesta presión para aceptar una “maniobra extorsiva”, especialmente cuando hubo empresas que no se prendieron en el “sistema”, no se embarraron con los negociados millonarios y, sin ensuciarse, pudieron seguir subsistiendo. Algo que, según Mauricio, no hizo el Grupo Macri en la conducción de su padre.
¿Por qué guardó silencio el Presidente sobre el accionar de Franco hasta ahora, cuando las causas por corrupción llevan muchos meses bajo investigación? Difícilmente se haya enterado ayer de la participación de las empresas familiares en el “sistema extorsivo”, como lo describió el mandatario en la entrevista periodística.
A Mauricio Macri le cabe una doble responsabilidad hoy siendo funcionario público y, nada menos, el Presidente de la República. El tener conocimiento de un hecho delictivo -aunque sea su padre el involucrado- lo que tendría que haber denunciado en sede judicial.
Y, además, porque estaban en juego los fondos públicos para las obras del Estado cuya responsabilidad de administración actual le cabe desde que es el titular del Poder Ejecutivo nacional.
Pensar que en la despedida de Franco Macri, en el cementerio donde lo sepultaron, su hijo Mauricio dijo a los presentes: “Se va una persona que predicó con el ejemplo del esfuerzo y del trabajo”. A los pocos días, lo trató de delincuente y parte de un “sistema de extorsión”.
Habiendo reconocido que hubo bienes malhabidos, el presidente Macri no debería dudar un segundo y presentarse de manera inmediata a fin de entregarlos a la Justicia. Sino, como heredero de los mismos, hará usufructo de recursos surgidos de un delito que él mismo reconoció en sus dichos.
Mientras tanto, el “sincericidio presidencial” sólo busca renegar de su propia sangre, escudarse en alguien que murió y que no puede rendir cuentas a la Justicia, con tal de no perder la permanencia en el poder.
Como ciudadanos debemos demostrarle a los políticos y pseudo-empresarios corruptos que únicamente las palabras de justificación no son suficientes.
Merecemos que nos devuelvan todo lo que nos robaron durante todo este tiempo.
Así será Justicia.
Por Francisco José Wipplinger
Presidente de PRIMERA EDICIÓN SA