Mientras que en las últimas semanas comenzó a circular en las redes un video infantil en el cual aparece Momo, personaje que se reproduce también a los que acceden los más pequeños incitándolos a hacer daño a terceros o a sí mismos, en grupos de Whatsapp, se distribuyó el audio de una madre preocupada contando lo vivido con la tablet de su hijo, donde el personaje se instaló como un virus y se activaba cada hora, atemorizando al pequeño.
En diálogo con Primera Plana, que se emite por la FM 89.3 Santa María de las Misiones, al momento de responder acerca de cómo o qué pueden hacer los padres para controlar el uso de las redes sociales y de los dispositivos en general para evitar que los niños queden expuestos a situaciones desagradables como ésta, la psicopedagoga María Zysman fue contundente y dijo que la pregunta debiera ser: “¿Dejamos a los chicos de jardín de infantes que estén solos con una tablet? La respuesta es NO”.
Y sostuvo que este tipo de “retos” aparecen permanentemente, “más allá del nombre -que en este momento es Momo y en su momento fue la ballena azul- la verdad es que hay una enorme cantidad de desafíos de este tipo y de personas o números que van circulando y que buscan acceder a los perfiles de los niños. Yo insisto en que más que controlar, lo que tenemos que empezar a hacer es cuidar y cuidar implica pensar en qué momento uno le ofrece al niño un dispositivo, sea un celular o una computadora, y cómo se lo ofrece”.
“Desde Libres de Bullying, desde mi experiencia, yo creo que cuando son muy chiquitos no pueden estar con un dispositivo que esté conectado a otro y si es así, pues bueno, se debe poder hablar con ellos acerca de los peligros“, los niños deben saber que “nadie les puede decir lo que tienen que hacer. Esto que aparece así (por Momo), aparece con otros formatos también en donde se invita a los chicos a hacer cosas y a probarse a ellos mismos. El gran susto de este momento es que accede a la cabecita más chiquitos donde creen todo lo que aparece y donde el susto es realmente grande”.
“Entonces es momento de repensar también si los dejamos o no con una tablet o con un celular solos jugando en la habitación y cuando son un poco más grande obviamente hay más cosas para trabajar”, sostuvo la profesional.
Continuando con el tema de Momo, que surgió porque a través de un grupo de Whatsapp una madre relata la experiencia que vivió con la tablet de su pequeño hijo, donde Momo se instaló como un virus que se activaba cada hora sugiriéndole al pequeño distintos retos, incluso llamándolo por su nombre, Zysman explicó que “la gran diferencia es que el año pasado Momo aparecía como un contacto de Whatsapp y este año está interrumpiendo videos y juegos que los chicos hacen e insisto en la pregunta ¿dejamos a los chicos de jardín de infantes que estén solos con una tablet?”.
Además la profesional remarcó es que necesario que los adultos nos demos cuenta de que al dar acceso a dispositivos electrónicos a nuestros hijos, les estamos dando una herramienta que los expone a cosas feas, e insistió en que “hay que hablar y hablar, y seguir hablando, porque nadie va a poder reemplazar la voz y la palabra de mamá, papá o la abuela en relación a esto” y planteó que “el gran problema es que muchas veces los grandes no sabemos o no conocemos bien como son estos dispositivos o como son estas aplicaciones. Entonces debemos ser conscientes de que el teléfono abre la puerta la mundo de una manera muy vertiginosa, muy amplia, y que ahí hace falta permanentemente el acompañamiento”.
Con respecto a partir de qué edad deberían los niños tener un celular y citando el ejemplo de algunos padres que toman la decisión de no dárselos hasta los doce años, Zysman aseveró que “cuanto más tarde mejor”. El hecho de que la familia decida darle un dispositivo “va a depender de qué necesita el chico. Obviamente cuando se empieza a mover solo necesita un celular para poder contactarse, por seguridad. Pero cuanto más tarde mejor”.
Y agregó que “más allá de la edad, lo importante es cómo se lo damos, no solamente cuándo. Se lo vamos a dar cuando nosotros consideremos que él lo necesita, pero se lo vamos a dar explicándole que el celular tiene buen uso y un uso más riesgoso, más peligroso” y les haremos ver “que en primer lugar el trato con desconocidos siempre los pone en riesgo“, eso es fundamental.
Entonces, la idea es que “sea de la edad que sea, al niño uno le tiene que explicar estas cosas y acompañarlo en este uso. Si le voy a dar un celular a un chico de diez años, ese celular no puede tener clave, no puede estar en secreto para nosotros. El chico tiene que saber que nosotros podemos acceder, pero vamos a hacerlo no para controlarlo y retarlo, sino para ayudarlo a filtrar qué está bien y qué está mal”.
Luego, “paulatinamente, cuando vaya aprendiendo, se lo vamos a ir dejando con más autonomía como hacemos con todo, con las llaves de casa, con el salir, con el quedarse solo en casa. Entonces se lo vamos a dar acorde a su edad acorde a nuestra propia manera de manejarnos en casa”.
Volviendo sobre el si es bueno que un chico acceda a todas las cosas a las que se puede acceder con una computadora o un celular, para Zysman -si esto es inevitable- es mejor que sea una computadora, “porque la computadora tiene una pantalla grande, porque esa pantalla nos permite ver y escuchar qué es lo que está haciendo, en cambio el celular con auriculares hace que el chico se aísle muchísimo más. Entonces una de las pautas también es que cuanto más chico el chico más grande la pantalla, y el uso va a ser progresivo de la misma manera que le enseñamos a cocinar, que le enseñamos a prender el fuego y con esto un poco más cautelosos por todos los peligros que se abren”.
Más allá de cómo Momo se aparece de las distintas plataformas que utiliza y ante el planteo de si la brecha tecnológica entre padres e hijos es grande o si los padres le temen a la tecnología, la psicopedagoga afirmó que “los adultos estamos demasiado volcados a nuestros propios teléfonos”; casualmente el puntapié inicial de la charla fue la mamá transmitiendo por whatsapp su preocupación.
Por un lado es algo bueno porque puede “compartir con otras mamás”, pero también lo podemos pensar desde otro ángulo, por ejemplo “cuánto tiempo estamos las mamás en nuestros propios grupos, en nuestras propias redes” y lo que eso significa dado que “cuando estamos tan volcados ahí estamos mirando menos para afuera, entonces los chicos de alguna manera se vinculan como ven que nosotros nos vinculamos”..
Finalmente, Zysman aseguró que es necesario “generar espacios un poco más libres de tecnología donde nos podamos encontrar de nuevo, mirar, conectar. Yo sé que es difícil pero me parece que ahí está el gran desafío, poder encontrar un punto medio en el uso para toda la familia” y estar abiertos al estado emocional de nuestros chicos.