Antes de su formación, para su diagnóstico y tratamiento, los casos tenían que ser derivados directamente al Garrahan en Buenos Aires. Los pacientes, en la mayoría de los casos, ya llegaban a ese centro asistencial muy demorados, y para esta patología, principalmente en pacientes infantiles, llegar tarde ( con la enfermedad avanzada), repercute directamente en su calidad de vida.
Desde que Florencia eligió la profesión de médica, pensó en cubrir un área que a su entender era de primera necesidad.
“Mi idea era hacer una especialidad que me permitiera volver a Misiones, después de recibirme para cubrir algo que hacía falta reforzar”, dijo a PRIMERA EDICIÓN en el marco de una charla en la cual se mostró apasionada por su trabajo, muy comprometida y por sobre todo muy humana.
Nacida en un seno familiar vinculado a la medicina, su papá es médico y su esposo también lo es, ella aseguró que su interés temprano por la medicina se despertó a partir su padre: “él es mi referente”.
Mamá de un bebé de casi seis meses, la flamante médica contó los esfuerzos para especializarse.
“Estudié medicina en Santo Tomé, hice la residencia de Pediatría en el hospital Barreyro y fui jefa de residentes. Durante mi formación en el hospital vi que reumatología era una de las especialidades que hacía falta, por lo cual todos los pacientes se tenían que derivar al Garrahan en Buenos Aires. En toda la región directamente no tenían dónde atenderse”, explicó.
“La Reumatología Infantil se ocupa del estudio de las enfermedades inflamatorias y no inflamatorias del tejido conectivo en los niños, que afectan no sólo el sistema musculoesquelético, sino también órganos internos y el diagnóstico es principalmente clínico. Se deben descartar etiologías más frecuentes (infecciosas u oncohematologías) luego de lo cual el paciente era derivado a un centro de mayor complejidad para su diagnóstico. A partir de ahí me surgió la intención de hacer algo más al respecto”, recordó.
Explicó la médica: “La gente suele pensar que las patologías reumatológicas afectan únicamente a adultos, pero se presentan también en niños. Si no hay una especialización, un conocimiento y una sospecha del diagnóstico, se tarda en su detección y eso influye en la calidad de vida del paciente”.
Por ese motivo, es una enfermedad sobre la cual generalmente se consulta en forma tardía. La patología más frecuente de la reumatología infantil es la artritis idiopática juvenil, que se clasifica en siete subtipos. La manifestación más frecuente es la artritis, es decir la inflamación articular, pero puede estar acompañado dentro de esos siete subtipos, de acuerdo al número de articulaciones que están afectadas, los síntomas acompañantes permiten la clasificación”.
La especialista sugirió no pasar por alto ningún evento que llame la atención. “Los niños con enfermedades reumáticas deben ser evaluados por médicos especializados, ya que tienen características propias, están en crecimiento y su organismo puede verse afectado por la enfermedad, y al ser una patología crónica puede verde alterada su calidad de vida y la de su familia”, graficó.
“Cuando las madres ven a sus hijos con alguna articulación hinchada piensan en primer lugar en un traumatismo jugando o se habrá lastimado, pero si esto se transforma en algo crónico” deben recurrir al especialista.