De hablar sencillo y claro, el médico clínico especialista en medicina interna, profesor universitario desde hace 20 años, magíster en fármaco política, actual vicepresidente de la Sociedad Argentina de Medicina (SAM) y a partir de abril presidente de esa institución, Lucio Criado, dialogó con PRIMERA EDICIÓN sobre los desafíos de la especialidad y la razón de su presencia en Misiones. No esquivó sentar postura sobre temas de actualidad, como los certificados de aptitud médica que cada año solicitan las escuelas a los alumnos.
Sobre este último tema, señaló que “hay un punto que es capital, ¿el alumno tiene que demostrar que es sano o tiene que tener una vida sana? Esto último significa una alimentación sana y una actividad física saludable; si el chico va a la escuela secundaria, que no fume ni se alcoholice los fines de semana. Si el certificado no representa eso, es sólo un papel muerto”, advirtió.
En este sentido, agregó que “puedo hacerme mil estudios pero si me estilo de vida es malo, si tengo sobrepeso, paso muchas horas delante de la computadora, no sirve de nada. Deberíamos desmedicalizar y avanzar sobre políticas de vida sanas que exceden al médico y forman parte de la conducta de escolaridad”.
Argumentó que el concepto de bienestar implica siempre una vida sana. “Entonces, si tengo chicos cuyos padres fuman, debería hacer un fuerte hincapié en esta problemática porque esos chicos tienen tres veces más posibilidades de fumar que los hijos de padres que no fuman, si yo tengo chicos que sus padres están obesos tengo el doble de posibilidades que sean obesos. Es decir, tengo que trabajar sobre procesos educativos. Hay que educar”, fundamentó.
En cuanto al pedido de algunos estudios complementarios que hacen algunas instituciones educativas, Criado fue contundente: “Son los pediatras los que deben definir si ese niño requiere una audiometría o un electrocardiograma. Es el pediatra y no la escuela el responsable de definir si el niño está creciendo bien o no, si ese chico tiene el mal hábito de ponerse los auriculares al máximo muy probablemente el consejo del pediatra a sus padres sea que cambie ese hábito. Para hacer eso no se necesita una audiometría sino educar, a la escuela no la quiero para que controle la salud de los alumnos sino para que eduque en hábitos saludables. Más importante que pedirle una audiometría es enseñarle que no use los auriculares con volúmenes altos”, fundamentó.
Su trabajo en Misiones
Hace un año, Criado, vino a Misiones para exponer en un congreso de Medicina Clínica. Y fue convocado por el Ministerio de Salud Pública a iniciar un programa de capacitación continúa para esos especialistas. Desde entonces, viaja una vez al mes a la provincia donde trabaja en capacitación del recurso humano médico en Oberá, Eldorado y Posadas.
“La residencia es un paso inicial en la formación del clínico, el clínico es un médico que tiene un promedio de 45 años de vida práctica asistencial y hoy en día es imposible concebir este proceso sin capacitación continua. Esta capacitación es la que estamos ofreciendo en el marco de este programa”, explicó.
A su entender, a diferencia de otras especialidades, la clínica médica requiere el acompañamiento y actualización a lo largo de toda la vida del profesional.
“Hay especializaciones que son muy estándar, la endoscopía es la misma desde hace 30 años, en la diálisis cambian los aparatos pero la esencia del proceso es la misma, el electrocardiograma es el mismo desde que se creó hace más de cien años, obviamente que se interpreta distinto y hoy tenemos un montón de avances de la tecnología pero el médico mira un electrocardiograma y se encuentra con un infarto, igual que hace cien años. En cambio, la clínica médica es una especialidad que nos exige leer todos los capítulos del libro y no sólo un capítulo”.
“Hasta que la muerte los separe”
Criado contó que “hace algunos años me pidieron que explique cuál era el rol del clínico. Entonces, dije que los pediatras atienden a los pacientes hasta los 14 a 15 años, los gineco-obstetras atienden a las mujeres, los cirujanos atienden en eventos circunstanciales para salvar vidas… y los clínicos somos los médicos de los pacientes hasta que la muerte nos separe, a uno o a otro, porque estamos muchos años acompañando a nuestros pacientes”.
Uno de los desafíos de la clínica médica es pensarla como un proceso, “que los pacientes que nos sobrevivan puedan seguir con otro médico clínico y que el paciente sienta que fue atendido por un equipo médico con la misma mirada y el mismo respeto sobre la persona, el mismo acompañamiento sobre la enfermedad, el mismo tipo de cuidado para que no se enferme”.
Otro desafío de la especialidad es convivir con la tendencia a la atomización de la medicina, “si me duele la cabeza voy a ver al especialista en dolor de cabeza, tal vez el dolor se deba a que tengo una pierna más corta que la otra y lo que necesito es alguien que me mire entero y me diga que tengo que ponerle un sobretaco al zapato. Hay especialistas del dedo gordo del pie izquierdo y esto no es bueno para la salud, ni siquiera discuto si es bueno o malo para la medicina o los médicos”, argumentó.
Pendientes
Para Criado, el gran tema pendiente es la historia clínica única nacional. “Uno va al Ministerio de Educación y pone Lucio Criado y aparece desde la plastilina de mi jardín de infantes hasta mi último magíster, vas a la AFIP y pones mi cuil/cuit y sabés donde cené anoche, done usé mi tarjeta de crédito; vas a la Justicia y podés saber si estuve preso. Pero cuando vas a Salud no sabés si estuve o estoy enfermo, ni qué remedios tomo”, señaló al tiempo que elogió la puesta en marcha por parte de Misiones de la historia clínica digital.
“El desafío para el siglo XXI es que cada persona pueda tener desde un proceso de acompañamiento médico. Muy pocos países en el mundo lo tienen. Ya tenemos claro dónde tenemos que ir, ahora hay que hacerlo y parte de esto es este trabajo de diseñar juntos un modelo de salud”, aseguró.