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La mítica canción de Ignacio Copani, esa que habla de como eran “los domingos en familia”, bien podría musicalizar la escena del último domingo por la mañana en la bahía El Brete.
Allí, más allá del podio de la última fecha del campeonato misionero de triatlón, ellos fueron protagonistas: mamá hizo 20 kilómetros de bicicleta, papá completó los 5 de pedestrismo y la hija, los 750 metros de nado. Ahhhh…. todo bajo el aliento de los abuelos.
Se trata de los Pierotti. Casi que no podían ser otros. El tradicional apellido, siempre ligado al deporte, volvió a dar la nota, pero ahora por esa movida particular, la de completar entre todos una prueba más que difícil y por simple amor al deporte, ni más ni menos. Aún agitados por correr, nadar y pedalear, todos hablaron con EL DEPORTIVO.
La encargada de romper el hielo fue Adriana Pierotti, hija de Víctor, legendario jugador y dirigente del básquetbol de Puerto Rico que, claro, dijo presente. El patriarca no podía faltar. Pero paso a paso, primero con los protagonistas del domingo.
“Nosotros hacemos actividad física desde siempre. Yo solamente corté en el primero de mis tres embarazos”, contó Adriana, nacida en Puerto Rico pero radicada desde que tenía 17 años en Posadas, donde formó su familia junto a Miguel Ángel Vera. Fruto de ese amor nació Micaela, la tercera integrante del equipo del domingo.
La cosa vino así. Como el novio de Mica formó parte de la organización de la prueba, padre, madre e hija se prendieron y se animaron a hacer cada uno una etapa. “Lo hablamos y nos decidimos. A mí no me gusta nadar, no me meto en el río ni a palos, pero mi hija es profe de Educación Física y guardavidas, entonces ella se hizo cargo de los 750 metros de natación”, relató Adriana con una sonrisa.
Para las otras dos postas, el tema se definió también en familia. “Yo me quedé con el ciclismo e hice los 20 kilómetros, y mi esposo cerró corriendo los 5 mil metros”, sintetizó Adriana, con la sonrisa propia de todo aquel que disfruta del deporte más allá de todo. “Es una pasión que ya nos viene en la sangre”, explicará luego.
Todos asienten a su lado pero, sobre todo, Don Víctor, leyenda viva del deporte de Puerto Rico. Para muestra, basta un botón: cuenta que formó parte de la comisión organizadora de los festejos del cincuentenario de la localidad, que ahora se apresta a cumplir cien. Don Pierotti recién va por los 79. Un pibe.
“Es un orgullo verlos a todos honrar al deporte”, dice emocionado Víctor, que enseguida hace la cuenta: “Dentro de la familia hay siete profesores de Educación Física. Empezamos yo y un tío mío. Después nos siguió mi hermano y dos de sus tres hijos. También mi otro hijo y ahora mi nieta”, dice Pierotti por Mica, la nadadora y la primera de las mujeres en recibirse de profe. “Siguió la carrera de la familia”, vuelve a emocionarse.
Para el patriarca, ver a hijos y nietos hacer deportes es el mejor regalo que podría haberle dado la vida. No lo dice, pero se nota en el hilo de voz con el que habla por la emoción en las lágrimas, que intenta frenar.
“Además de la nieta lo tengo a Stéfano, que está jugando al básquetbol en Londrina, Brasil. El más chico juega en Siglo XXI, los hijos de Adriana hacen fútbol”, subraya Víctor, quien agrega que Stéfano, quizás el más conocido de los Pierotti en los últimos tiempos por su carrera en el básquet, vaya sorpresa, también está estudiando para profe de Educación Física en Brasil. “Él va a continuar”, sonríe Pierotti.
“No deja de ser una alegría, una satisfacción para mí y para todos”, se confiesa Víctor Pierotti, quien se despide junto a la familia -o el equipo de triatlón, mejor dicho- con la tranquilidad de saber que el legado está asegurado: nada parece frenar a los Pierotti.