“Aunque suene controversial para las ideas frecuentemente instaladas,
la educación secundaria en Argentina no está estancada, sino en un proceso de mejora.
Sin embargo, esa mejora es más lenta de lo que los adolescentes necesitan”.
(Mejoras perceptibles,aunque insuficientes, de la educación secundaria)
A raíz del dato que titula esta nota “Uno de cada tres estudiantes reprobados no vuelve a la escuela” y el informe del cual se desprende, Primera Plana, de la 89.3 FM Santa María de las Misiones, dialogó con Irene Kit, una de las autoras del paper junto a Daniela Cura y Luján Vago, de la Asociación Civil Educación Para Todos.
Entre todos los ítems que se pueden abordar a partir del mencionado documento, se observa que a pesar de que -entre el 2007 y el 2016- se incrementó la cantidad de estudiantes secundarios en un 30,5%, en el 2016 sólo un cuarto de éstos se recibió “que es el problema más preocupante entre todos los que tenemos en la educación secundaria, que son muchos”, sostuvo Kit y agregó que lo que trataron de encontrar son algunos “puntos específicos para ver dónde teníamos las principales goteras que hacían que nuestros alumnos” no se recibieran.
El tema de las distancias de los establecimientos es un punto que no siempre es un problema “porque justamente una de las cosas que aparece es que la mayor parte de los estudiantes que terminan la escuela primaria tiene una escuela secundaria razonablemente cerca como para anotarse y asistir”, pero en algunos casos muy puntuales tenemos problemas, “como en el ciclo orientado de las zonas rurales. Pero en general en el resto del país hay una escuela secundaria razonablemente cerca a la cual ir. Entonces, descartado el tema de las distancias y de que haya una escuela disponible hay algunos puntos que son especialmente críticos”.
Con respecto a estos puntos críticos, Kit aseguró que básicamente son tres. “Uno se da al inicio de la escuela secundaria, otro es en la transición entre el ciclo básico y el ciclo orientado, es decir cuando hay que elegir la modalidad, la orientación, y otro es -increíblemente- en el último año, donde todavía tenemos una zona de pérdida”.
“Para mí uno de los temas terribles es el del primer año de secundaria porque los estudiantes pasan de un escuela primaria contenedora a la secundaria, con todas las dificultades que ésta tiene”. Esto termina siendo un “golpe a la autoestima y a la subjetividad de los alumnos, que ya a los dos meses de clases se llevaron varias materias, dado el régimen de promoción”, a raíz de esto los chicos se encuentran “en una zona de riesgo donde cada semana que pasa pueden aprender menos porque están cada vez más intimidados por todo lo que se les amontona en la espera”, afirmó.
Para que este proceso sea realmente de transición, Kit sostiene que “primero y segundo año podrían tener una forma de organización en la forma de calificar, en la forma de evaluar, en la asistencia y demás, porque uno de cada tres chicos que inicia la secundaria o reprueba o abandona, aunque después se vuelve a anotar”.
Desgranamiento
La licenciada también se refirió a la cantidad de alumnos matriculados que no llegan a recibirse. De los “440 mil estudiantes en el último grado de la escuela secundaria, sexto o quinto según la estructura, van a tener el título 340 mil. Prácticamente 100 mil estudiantes menos. Entonces, cómo puede ser que una chica o un muchacho que hizo el esfuerzo, fue a la escuela, repitió, volvió, se anotó el primer día del último año de ese nivel no vaya a obtener ese título. Esto tiene que ver fundamentalmente con el régimen de promoción, con las materias que tienen que rendir, previas acumuladas o el propio último año del nivel”.
Tal lo publicado en el informe esta “disminución de la matrícula, debida a múltiples motivos, se denomina desgranamiento. Es una medida que muestra la falta de capacidad de las políticas educativas para lograr que todos los estudiantes que inician el nivel secundario lo puedan completar de manera regular”.
“Sin duda hay algo que no estamos haciendo bien, que hace que no encontremos una manera que mantenga a la vez el rigor académico y la posibilidad de que la situación de evaluación sea una situación de aprendizaje. Básicamente este es el nudo que tendría que estar juntando las inteligencias de todos los que trabajamos en educación. Tendríamos que encontrar una manera porque el problema no es ni de oferta, ni de pobreza, así que digo que esos serían los dos problemas principales que deberíamos encarar”.
Consultada acerca de si esto se da en algunas zonas del país de manera más profunda que en otras, la profesional aclaró que “hay diferencias en más y en menos, como que se concentra más el fracaso en los dos años del ciclo básico en las que tienen cinco años de secundaria y se desparrama un poco más en las que tienen tres años de ciclo básico, pero a grandes rasgos no hay ninguna provincia que se destaque enormemente considerando que el propio inicio de la secundaria marca el rumbo de las provincias en las que tenemos que trabajar más para salir adelante, porque estamos remontando problemas estructurales y de exclusión que no vienen ni de cinco años ni de diez”.
Exclusión
Al plantear que la falta de capacidad para superar la frustración podría ser causante del abandono de la escuela, a diferencia de generaciones anteriores, Kit remarcó que en los 80 “el 20% de la población, es decir los que habíamos llegado a hacer ese camino, ya éramos los salvados por milagro, por así decirlo”, dado que “la selección que operaba en la escuela secundaria era tan fuerte que a veces perdemos de vista que muchísimos quedaban por el camino. Nosotros (los adultos) estamos a veces muy impregnados de lo que fue una experiencia y en ese momento teníamos 17 años y no nos dábamos cuenta de que estaban ocurriendo procesos de exclusión en otras zonas del país, en zonas donde nosotros vivíamos”.
“Por otra parte creo que hay un desafío pedagógico” aseguró, y agregó: “Un chico que debe inglés, por ejemplo, puedo tomarle un examen con un tribunal, haciendo que tenga que hablar en inglés y traducir. O puedo hacer un examen de inglés donde haga que el estudiante realice una búsqueda de todos los términos en inglés que se usan en tecnología en distintos ámbitos; que trabaje en torno de algo con lo que se va a encontrar efectivamente en esa salida a otra etapa de su vida que tiene con el fin de la secundaria. Entonces puedo constituir la situación de examen en algo que haya trabajado muchísimo más tal vez que en memorizar el pasado continuo perfecto, porque con esa manera de tomar examen lo que están midiendo es tu capacidad de memoria, no tu capacidad de pensamiento. No digo que esto solucione por completo (el problema) sino que podríamos dar un salto importante”.
Estrategias
Kit indicó que “está claro que ha habido varias resoluciones del Consejo Federal que tratan sobre este tema y que la orientación está clara. Lo que está faltando es trabajar mucho más sobre el cómo y en ese sentido creo que los primeros que estamos en falta somos quienes tenemos diversos tipos de responsabilidades o académicas, o técnicas o políticas de generar un espacio de diálogo y de trabajo compartido con los docentes”.
“Todo el sistema educativo en este momento está muy estresado pero en particular la educación secundaria” que constantemente es cuestionada en cuanto al trabajo que hace con lo cual “los docentes qué hacen, se resignan”, antes que sentarse a encontrar alternativas dentro de las restricciones que hay “porque las restricciones presupuestarias existen, las edilicias existen, y hay que seguir luchando para cambiarlas, pero van a seguir existiendo. Sin embargo tenemos mucho que hacer para que esas situaciones de encuentro en el aula sean mucho más propicias para aprender” aseguró Kit.
Finalmente, la licenciada destacó que una parte muy valiosa del informe analizado es que la mejora a la que hace referencia “no hubiera sido posible solamente por un acto normativo. No es posible sólo porque ha habido efectivamente asignación de recursos y políticas. Si no hubiera permeado y calado de alguna manera implícita para renovar en miles de escuelas, en decenas de miles de docentes, en cientos de miles de estudiantes y sus familias una esperanza, un deseo aspiracional y una acción concreta de permanecer más en la escuela, no hubiéramos tenido 500 mil estudiantes más. Estos son nuevos, no hubo crecimiento poblacional en este período, por eso son tan importantes estos esfuerzos que están ocurriendo, en parte porque se provocaron desde la conducción, pero también porque son una dinámica social que ojalá podamos interpretar, canalizar y brindarles más cosas para que puedan trabajar mucho mejor. Porque hay algo que está pasando que es muy bueno y que demuestra que los argentinos estamos actuando en una dirección compartida aún sin darnos cuenta.
ArgxEduc_Informe_Secundaria_Abril_2019