Poner el foco en la suba del dólar, la tasa de interés récord que aplica el Banco Central (BCRA) o la suba a más de mil puntos el riesgo país, como “el” problema de la economía que la Argentina debe superar, es mirar solamente una pequeña arista. Y es mirar “el pasado” reciente del día anterior cuando hace falta observar qué harán quienes nos gobiernan en el corto, mediano y largo plazo para generar la confianza que los inversores necesitan para no mover los capitales en el país.
El dólar en $47 representa una consecuencia de algo que sucedió. La fuerte caída de los bonos de la deuda es algo que ya pasó, porque alguien los vendió y otro los compró. Ambos casos son referencia del pasado que se siguen analizando el día después sin poder definir qué pasará al día siguiente.
Lo primero que se instala en la opinión pública, muchas veces direccionado por interés político, es que “el mercado está en contra de la Argentina” o que hay “una especulación de gente que compra un bono o un dólar para hacer una diferencia o porque la asustaron” como lo expresó el senador del PRO Federico Pinedo, la primera voz del oficialismo que salió a intentar explicar qué le pasa a la economía.
Sin embargo, la cuestión no pasa por un interés político-partidario sino por la economía.
“El mercado profesional está en contra de Argentina y no por ser un enemigo. En el mercado profesional están operando y viendo qué hace la Argentina, pero también encuentran múltiples opciones en diferentes puntos del mundo para quedarse con la mayor rentabilidad del mundo. Desde operar una empresa, operar un bono de un país de Sudamérica, de otro de Asia y otro de Belice. O sea, buscan intervenir para intermediar y quedarse con la rentabilidad más grande. Así funciona el mundo. Pero la gente percibe que ‘el mundo’ está en contra de Argentina cuando cree que, todos los días, hay un conjunto de malintencionados que compran y venden papeles de Argentina sólo para afectarnos”, explicó a PRIMERA EDICIÓN el economista (MBA de la Universidad de Harvard, EEUU) y exvicepresidente del Citibank José Piñeiro Iñiguez, un conocedor en profundidad de lo que llamamos “los mercados” financieros mundiales con interés en lo que sucede en nuestro país.
“La realidad es que los operadores del mercado compran y venden Argentina cuando van a hacer un negocio sino a nadie le interesa Argentina. Hoy ese negocio argentino se fue, lamentablemente, a la baja”, aseguró. Sin embargo, aun en caída firme, los bonos de la deuda se convirtieron en una oportunidad. “Hay algunos que están haciendo un gran negocio, comprando bonos argentinos de a miles, porque sostienen un axioma: los Estados no quiebran. Porque hoy, a la inversa de lo que todos sugieren hacer, me parece que hay que comprar bonos porque están a precio bajo y luego hay que sentarse a esperar su vencimiento. Al final del plazo, se cobra el 100% porque los Estados no quiebran. Así funciona un mercado profesional”, opinó Piñeiro Iñiguez.
Otros, en cambio, no quieren escuchar más de Argentina “como ocurrió con JP Morgan que dijo ‘no quiero más LEBAC” y dio la orden de venderlas y compró dólares con Federico Sturzenegger en la presidencia del Banco Central, siendo un alto impacto. Y se perdieron 14 mil millones de dólares en una semana”, recordó. Para el especialista, hombre de consulta continua en el mundo de los negocios, “un problema serio del Gobierno y, del país, es que quienes hoy manejan la Economía desconocen el manejo de los mercados”.
Por eso, tal vez, Cambiemos pone el foco en Cristina Fernández de Kirchner. “El problema no es político, es económico”, reiteró en varias oportunidades Piñeiro Iñiguez durante la entrevista.
Recientemente el Presidente a advertir: “vamos a tener épocas de volatilidad”. ¿Y eso qué significa? “En la economía del día a día la suba de la tasa, la baja de los bonos, el crecimiento del riesgo país y la suba del dólar se traduce -antes o después- en la suba de inflación, que la gente va a tener que pagar. Es una espiral en crecimiento. En abril creían que la inflación iba a estar en el 3% y ya se puede ver que va a estar en el 4%. Y en mayo no sería menos del 3,5%. Se subieron al menos dos escalones para llegar en el año al 45%. La inflación impacta en la gente en el corto y mediano plazo. Es un problema económico y no político”, respondió Piñeiro.
Siempre con un argentino detrás
En los gobiernos, sin importar si está Macri, CFK, De la Rúa o Menem, los que “giran alrededor” de la economía desde los mercados no son grandes empresas financieras, grandes fondos de inversión. “Son fondos de inversión que operan en países emergentes o de alto riesgo y que, para este sector de Sudamérica, generalmente actuan con argentinos. Y muchos funcionarios que pasaron por el Gobierno en Hacienda y Economía fueron grandes operadores de los mercados en estos días. Detrás, los capitalistas son más o menos los mismos: empresarios grandes muy conocidos que no tienen una bandería política sino un interés económico. No son grandes monstruos como nos hacen creer. Son, más o menos, los mismos de siempre con un argentino detrás. No hay un mundo desconocido para la gente, son mercados que operan en países pequeños desde hace muchos años. El resultado: una transferencia de riquezas de muchos para pocos que se la reparten entre pocos”, explicó.
Para Piñeiro Iñiguez, si verdaderamente los mercados operaran contra la Argentina “se puede decir que un solo banco con los bonos que tiene de la deuda del país decide ejecutarlos, nos complica la vida en medio día porque el país no tendría cómo salir al salvataje de esos bonos. Y lo que todos miramos hoy, el riesgo país, hay que entender que cuando pasaste de 700 puntos, podés estar en 20 mil puntos que nadie te coloca un solo dólar salvo con una tasa de interés altísima como la que tenemos. La inoperancia y las decisiones equivocadas por desconocimiento del mercado son del Gobierno, con una innecesaria primacía ideológica de no apartarse del modelo ni un centímetro”.
Mirada a más corto plazo
José Piñeiro pidió entender “que la desconfianza está sobre lo que se conoce hoy, y no sobre lo que va a pasar dentro de los próximos 9 meses. Ese largo período, en la situación actual, son ‘la dimensión desconocida’. Y, oficialmente, hasta acá hay un solo candidato: Mauricio Macri, que genera desconfianza. Después no se lanzó Lavagna ni Cristina Kirchner ni ningún otro. Si mañana no hubiera elecciones, el escenario económico no cambiaría”.
Aunque admitió que, si de política se trata, “El problema en los presidencialismos es el personalismo, porque no hay un partido gobernante donde se pueden recambiar las figuras. Es muy difícil llevar algo adelante cuando sabés que estás cuatro años, te vas y no tenés quién te suceda bajo el mismo esquema. Entonces el que gobierna se va y se acabó el partido porque no hay más figuras. Eso, los mercados lo ven y se traduce en la desconfianza porque no se percibe otra figura que suplante a Macri que está desgastado”.
V de volatilidad
En los últimos días se insistió con el Plan V por la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal reemplazando al Presidente en las boletas de Cambiemos. “El problema es Macri porque el mercado no le cree. El plan V se asemeja más a volatilidad que a la gobernadora. Las elecciones son en octubre, dentro de seis meses, y el cambio de Gobierno es en diciembre por lo tanto, el que asuma, podrá tomar medidas en enero de 2020. Pero el mercado está pensando qué pasará en los próximos 30 días por la fuerte inestabilidad que existe. El mercado no piensa a tan largo plazo y maneja las compras y ventas a corto plazo”, especificó el economista.
La única certidumbre en el mundo de los negocios, es que cualquier gobierno que venga, del color que sea, se va a tener que sentar a negociar con el FMI, los países acreedores, bancos, etc, un plan que tenga como eje central una renegociación de deuda, porque nadie va a tener capacidad de repago. Sea Cambiemos, CFK, Lavagna u otro.
“En mi opinión, ese plan puede tener varias opciones: que nos den fondos frescos y el país salga a comprar sus propios papeles de deuda con un descuento importante y, así, consiguen renegociar la deuda con un descuento muy grande como puede ser a mitad de precio. Algo parecido hizo Roberto Lavagna siendo ministro de Economía después de la crisis del 2001, con un país que llevaba tres años en default. Ofreció pagar con una quita del 72% y el monto que quedó, se convirtió en otro bono con una tasa de interés y un ajuste atado al crecimiento argentino. Si el país crece, el acreedor cobra más. Entonces, la quita que se hace al inicio del acuerdo va a servir para cobrar más, años después. Por eso entraron todos a renegociar. Sin embargo, si el país se cae en otro default, los bonos valdrán mucho menos y no es negocio para el tenedor de los bonos argentinos”, indicó Piñeiro.
El experto en finanzas afirmó que “La situación actual es muy parecida a la que le tocó a Lavagna. Con una diferencia: el problema no era la deuda cuando asumió Cambiemos, pero Macri lo transformó en un problema de deuda porque hizo crecer el endeudamiento en un 60-70% y achicó la capacidad de repago porque el PBI de Argentina hoy es muchísimo menor al de 2015”.
“Para tener una idea de cuánto cayó el PBI del país en casi cuatro años hasta hoy, podemos decir que si en el próximo Gobierno crecemos al 3,5% en los cuatro años de mandato, estaríamos consiguiendo recién el mismo nivel económico que hace ocho años atrás, en 2011. Para que la gente lo entienda: no se trata de la llegada de una ‘lluvia de inversiones’, que se ajusten los gastos y el dólar se estabilice para poder sacar pasaje a Miami en vacaciones. ¡No es así, no hay que ‘comprar’ visiones!”, pidió Piñeiro Iñiguez.
“En su primer año, Macri nos vendió que el problema de la inflación se solucionaba en un par de meses, que se venía una ‘lluvia de inversiones’, que el endeudamiento era muy bajo y que la solución para crecer era con mayor deuda. Pero ‘la fiesta’ se acabó y la gente se sigue preguntando qué falló. La respuesta es que, lejos de bajar el gasto, el gasto subió y sólo se ajustaron los subsidios para hacer una transferencia de riquezas entre privados; y se sostuvo el crecimiento del gasto con el endeudamiento. Y todos vivíamos de una ilusión, incluso con un dólar sostenido que decían era una medida correcta, a costa de más deuda. Entonces, durante los dos primeros años de gobierno de Macri se pagaron 12 mil a 13 mil millones de dólares de déficit fiscal por el turismo que se iba al extranjero, se pagaron 6 mil a 7 mil millones de déficit a Brasil, otros 12 mil millones de déficit de la cuenta en dólares porque se compró más afuera que lo que se vendió en el exterior. Y todo ese déficit en dólares se financió con las LEBAC a 30 días, creadas por Federico Sturzenegger”, sostuvo el exvicepresidente del Citibank quien recordó: “Sturzenegger provocó el mayor error del actual Gobierno al colocar las LEBAC en los bancos y no con los fondos acreedores de la deuda que, incluso, esperaban que los ejecutaran con bonos y estaban dispuestos a aceptarlos. Sin embargo, los fondos zafaron con un agregado: pudieron también sacar los dólares que tenían en el país. Era muchísimo dinero”.
Piñeiro Iñiguez advirtió a este Diario que “Las LEBAC se convirtieron en LELIQ y se las colocaron a ahorristas mediante los bancos locales. Si hay una corrida, el país no tiene recursos ni con las reservas del Banco Central para responder. Hoy, hay ahorristas por más de 30 mil millones de dólares donde también participan pequeños fondos. La mayoría quiere salirse y vender, a pesar que les ofrecieron tasas por encima del 70% hasta el viernes pasado, porque ya no les es suficiente ni el 60 ni el 70% cuando creen que les puede pasar lo mismo que en 2001. Y detrás de todo estuvo Sturzenegger, el mismo que cometió el segundo grave error al acudir al Fondo Monetario a pedir dinero como solución al problema. Con el apoyo de Macri”.
Piñeiro dijo creer que la afectación en la vida de la gente, en el corto plazo, va a ser más de lo mismo “pero nos va a afectar más en el mediano plazo. Por eso surgió la versión de un posible adelantamiento de las elecciones, con el fin de acortar los plazos de definición. Porque Argentina no podría responder a una corrida bancaria porque no tiene los dólares pero tampoco una corrida bancaria porque tampoco tiene los pesos. Una situación que pocas veces sucede. Y ahora ocurrió porque, a partir de la política monetaria, los pesos se convirtieron en LELIQ y las letras en dólares. Fue un desmanejo de la base monetaria enorme”.