Una productora audiovisual vinculada a la milicia islamista, publicó en su cuenta de Telegram el video que muestra por primera vez en cinco años al líder máximo del EI, quien no se dejaba ver desde mediados de 2014, cuando anunció en la ciudad iraquí de Mosul la fundación de un califato en parte de ese país y de la vecina Siria.
Pese a las versiones que sostenían que, en el mejor de los casos, estaba herido y demacrado, el video muestra a un Al Baghdadi más desaliñado, pero en aparente buen estado de salud.
Se lo ve relajado, sentado con las piernas cruzadas y con un fusil al lado, hablando a tres hombres que tienen sus caras pixeladas, que también están sentados contra una de las paredes laterales de la habitación.
No da un discurso sino que conversa con los tres hombres y, por momentos, hasta revisa carpetas con informes regionales sobre avances, retrocesos y la actividad de la milicia.
Al Baghdadi tiene la barba más crecida, menos prolija y visiblemente desteñida. También se lo ve más avejentado.
Nada indica dónde se encuentran y Al Baghdadi no dio ninguna pista espacial. Por el contrario, dedicó gran parte de la charla a hacer referencias temporales: batallas, atentados, declaraciones, cambios de gobierno y hasta elecciones recientes.
En el video, Al Baghdadi reafirmó su liderazgo sobre la milicia que supo ser identificada como una amenaza internacional por las principales potencias mundiales y adelantó cómo continuará su lucha: los combatientes en todo el mundo “entienden que la batalla contra los enemigos es una batalla de desgaste”.
Además, el líder del EI celebró a los atacantes que mataron a más de 300 fieles cristianos en Sri Lanka en el último Domingo de Resurrección y aceptó el juramento de lealtad anunciado recientemente por Adnan Abu Walid Sahraui, un ex dirigente de la milicia Al Qaeda en el Magreb islámico que actualmente comanda el grupo armado Estado Islámico en el Gran Sahara, activo en Malí y Burkina Faso.
Como si esto no fuera suficiente para demostrar que el video es actual, Al Baghdadi mencionó a las renuncias de dos de los líderes más veteranos del mundo islámico, Abdelaziz Bouteflika en Argelia, el 2 de abril pasado, y Omar al Bashir en Sudán, 11 de abril.