El tricampeón de la Fórmula 1 era considerado por el mítico Juan Manuel Fangio como el conductor “número uno” de la historia la competición.
Ese día, el brasileño iba en punta y en la sexta vuelta su auto siguió de largo en Tamburello. Rebotó contra un paredón, dio un par de vueltas sobre su eje y quedó detenido. Y también los corazones de los fanáticos del automovilismo se paralizaron.
Es que el terrible impacto, a más de 200 kilómetros por hora, dejó sin chances al tricampeón del mundo de salir con vida y, aunque muchos dijeron que Senna murió camino al hospital, dejó su vida en la “maldita” Tamburello.
Rápidamente se comprobó que un brazo de suspensión de su Williams F16 atravesó el casco de Senna, y eso fue letal para el brasileño, que fue llevado en helicóptero al hospital de Maggiore de Bolonia, pero el silencio de la multitud en Imola decía mucho más que mil palabras.
El diario El País, lo sintetiza así: “Del piloto Michael Schumacher se destacan siempre sus récords, parece imposible encontrar a alguien capaz de clavar una vuelta rápida tan perfecta como lo hace Lewis Hamilton y tampoco nadie optimizó mejor sus recursos que Alain Prost, apodado El profesor no por casualidad. Y sin embargo, ninguno de ellos llegará nunca a alcanzar la magnitud del personaje que Ayrton Senna forjó a lo largo de las 11 temporadas que compitió en el Mundial de Fórmula 1, el mejor escaparate para que un brasileño con alma de Robin Hood sacudiera el statu quo del certamen y se convirtiera en un héroe transversal. Hace 25 años El mago, como se le apodaba, ascendió a la categoría de leyenda, pero para lograrlo pagó el precio más alto: su vida”.
Fuente: Medios Digitales