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Hace nueve años, Corina Fernández fue a buscar a sus hijas a un colegio ubicado en Palermo (Buenos Aires) y su exesposo -disfrazado de anciano- le disparó seis veces con un revólver calibre 32 en el pecho y acertó tres de esos tiros. Su caso sentó jurisprudencia: su ex, Javier Weber, fue condenado por primera vez en el país bajo la figura de “tentativa de femicidio”.
El infierno de esta mujer comenzó mucho antes. Un año antes de ser baleada, recibió una brutal paliza a manos de Weber, quien la tuvo once horas cautiva en su domicilio mientras le tiraba cuchillos como un tiro al blanco. Por ello recibió una condena a un año y seis meses de prisión en suspenso y una restricción de 500 metros que violó sistemáticamente durante doce meses en los que se dedicó a intimidarla personalmente o por teléfono. “Hice 80 denuncias por amenazas pero no me sirvieron de nada”, recordó en un diálogo con PRIMERA EDICIÓN.
Corina sobrevivió de milagro y desde entonces trabaja para ayudar a otras víctimas y para prevenir la violencia de género desde la ONG que preside “Hay una salida”.
En 2016, el director de cine Gabriel Arbós contó su historia en la película “No me mates” y desde entonces, recorre el país haciendo cine debate para concientizar acerca del tema. Esta fue la actividad que la trajo ayer al Instituto San Basilio Magno de Posadas.
“La persona violenta se puede recuperar”
Pese a que Corina padeció en carne propia la violencia de género, está convencida que las personas violentas pueden dejar de serlo si reciben el tratamiento adecuado.
“La violencia no es una enfermedad, sino una conducta aprendida que se puede desaprender. Si bien en la ONG donde estoy no hacemos este tipo de abordaje en forma directa, trabajamos junto a la Asociación Argentina de Prevención de la Violencia Familiar y con su presidenta, Graciela Ferreira, que es una de las personas que más saben sobre violencia en el país y que desde hace más de diez años recupera personas violentas. Mi trabajo consiste en la asistencia a la mujer cuando llega a pedir ayuda y coordino un grupo de afirmación de autoestima”, contó.
Después de la denuncia: vulnerabilidad
Corina también sufrió la indiferencia de la Justicia y, según advirtió, “poco cambió en los últimos nueve años pese a que sí hay una mayor concientización del tema”.
En este contexto, opinó ayer que “si hay una situación de emergencia se debe llamar al 911 pero la verdad es que recomiendo a las mujeres que se acerquen a las instituciones y organismos (Línea 137 y organismos que trabajan con esta problemática) para asesorarse, ver cómo hacer la denuncia para no quedar después expuestas. No es cuestión de mandar a la mujer a hacer la denuncia y listo porque después queda en una situación de mucha vulnerabilidad y si no hay alguien que la acompañe y la sostenga queda en una situación de riesgo, porque mientras que uno está con el violento éste sabe que te tiene más o menos controlada; pero cuando abrís el juego y denunciás, la mujer tiene que saber dónde irá, dónde estará a resguardo cuando a él le llegue la perimetral o la restricción al hogar”, indicó.
Botón antipánico: “No sirve de mucho”
Para Corina, tanto la perimetral como el botón antipánico “no sirven de mucho, porque la base del problema es emocional y buscamos soluciones racionales. Cuando a un hombre le entregan la prohibición de acercamiento puede pensar que no se acercará para no tener problemas; pero cuando alguien viene y le dice que acaba de ver a su ex mujer con otro tipo inmediatamente se brota y ya no piensa más, no hay perimetral que valga. Por eso hay tantos incumplimientos. A esto se suma que la Justicia no acompaña, cuando la mujer llama al 911 en el mejor de los casos la policía puede llegar al domicilio pero, si el hombre ya no está, no salen a buscarlo”.
Destino
“Lo que me sucedió me cambió la vida porque me marcó un destino”, reflexionó Corina Fernández, sobreviviente de un femicidio. Como el nombre de la ONG que creó, está convencida que “Hay una salida”.
“También la película surgió de una forma sincronizada con el universo, como digo yo, porque al pasarse en todo el país permite expandir más mi trabajo. El otro día estuve en el programa de televisión de Verónica Lozano y, en el aire, recibí más de 200 solicitudes de amistad, muchas para pedirme ayuda. Fue muy fuerte, algunas me llamaban mientras esperaban el 911”, recordó.