Con el objetivo de garantizar el acceso al agua a comunidades rurales, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) lleva adelante un proyecto de recuperación y conservación de vertientes naturales.
Al respecto, la ingeniera Verónica Lamas explicó que “actualmente muchas familias rurales utilizan el agua directamente de una vertiente natural que está al aire libre”.
“Esta es la situación más común en las colonias. Entonces nosotros venimos trabajando en un sistema de contención de la vertiente y por otro lado eso va acompañado por una serie de prácticas que promocionamos para mejorar la infiltración del agua en el suelo”, expresó.
Y señaló que “muchas veces tienen las limitantes de no tener los medios, ni los conocimiento para aprovechar el agua y mejorar la calidad, por eso se trabaja el equipo técnico a la par de las familias productoras en este armado”.
Precisó, además, que hay casos de vertientes muy caudalosas que permiten levantar redes de abastecimiento que llegan hasta a 7 kilómetros y pueden abastecer a más de 30 familias.
“Cuando el caudal es importante debemos evaluar si se hace falta poner un equipo de bombeo o no para hacer abastecimiento de agua en toda una zona rural”, apuntó.
En este sentido, destacó que hay muchas experiencias de este tipo a lo largo de toda la provincia en distintas localidades, mediante las cuales se pudo mejorar los problemas del agua.
“Nuestras vertientes naturales están al aire libre y muchísimas familias están consumiendo agua en esa situación que por supuesto está expuesta a la contaminación de todo tipo y esto trae aparejado enfermedades. Muchas veces pensamos que la solución son las perforaciones, pero en una perforación se utiliza el agua de la napa confinada, que está a más de 100 metros de profundidad dependiendo del lugar, y eso tiene un encamisado con un tubo que en general llega hasta cierto límite, es decir, que estamos expuestos a los problemas de disponibilidad de agua”, enfatizó.
Cómo funcionaeste sistema
El trabajo consiste en realizar la protección de la vertiente y de su ambiente para evitar que pierda caudal. Aquí lo fundamental es preservar y recuperar el entorno boscoso alrededor del curso de agua, especialmente en la zona alta, donde se encuentra la naciente de la vertiente.
Luego se busca un ‘ojo de agua’ y allí se hace el cavado de un reservorio que termina funcionando como un tanque de agua ya que se le construyen delgadas paredes de cemento para evitar que la tierra entre en contacto con esa agua.
Sobre la parte más baja del reservorio, es decir en la base, se instala por un lado un caño de pvc, donde saldrá el principal caudal de la vertiente y por el otro una manguera que será la que lleve el agua hasta la bomba para desde allí ser distribuida en la red.
La etapa del bombeo y la distribución del agua a la red implica en este caso la adopción de un tipo de bomba que no necesita electricidad para funcionar ya que trabaja utilizando la fuerza misma del agua que corre. Se trata de una tecnología de origen brasilero que se está empleando en la provincia de Misiones y para la cual técnicos del INTA viajaron para aprender y capacitarse sobre este modelo.
El agua que se bombea es la que no tiene contacto con agentes ambientales externo y es la que llegara al depósito principal que se encuentra en la zona más alta y desde ahí a cada uno de los beneficiarios por gravedad.
Vida rural digna
Otro elemento que resulta clave es que la vertiente tenga un buen caudal, de acuerdo a los técnicos el mínimo aconsejable son 15.000 litros por día para su extracción, y se necesita un caudal mínimo de 400 litros por minuto para el funcionamiento de la rueda que impulsa la bomba.
Este último caudal no necesariamente tiene que estar cerca de la vertiente ya que son procesos independientes.
Cada una de estas bombas, con su respectiva rueda que le provee el impulso tiene un costo de 10 mil pesos. A eso luego nada más hay que sumar las mangueras de la red de distribución y los tanques de almacenamiento en cada casa.