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Michael Plasencia González nació en Cuba y recorre países de Sudamérica en busca de las mejores imágenes. A su paso por la Ciudad de las Cataratas quedó impactado por la belleza natural de la Séptima Maravilla del Mundo. No tiene problemas para convivir en cualquier comunidad y lo hace con su antigua cámara fotográfica que “en Cuba es normal encontrar”.
De esta manera, Plasencia González recorre los distintos lugares turísticos de Puerto Iguazú pero en el Hito Tres Fronteras encontró un espacio especial, según describe con espíritu crítico. “Este lugar es espectacular y en Cuba lo envidiarían por su paisaje, pero me llama la atención la estructura de cemento y tan pocos árboles, muy pocos árboles para no decir ninguno”, lamentó el tradicional fotógrafo.
Allí, donde se observa a la triple frontera y la confluencia de los ríos, el cubano comunicó sus conocimientos como fotógrafo porque considera que “a la cultura hay que transmitirla” y explicó los detalles de su antigua cámara fotográfica a quienes quisieran oirlo.“Este proceso fue creado a principios de 1900 y la que traigo es una cámara denominada minutera. Es todo un proceso que depende de la luz, el reflejo, en tonos blancos, negros y, en este caso gris”. Con su particular tonada confió que “a la cámara la diseñé personalmente, basándome en esas cámaras antiguas que en Cuba se ven aún. La óptica es soviética de 35 milímetros que me da un negativo muy bueno en formato circular que entra en un papel 10 por 15 centímetros”.
“Consta de eso más el cajón que permite que esté todo sin luz. Adentro tengo el laboratorio donde trabajo con una manga para no velar las fotos. Primero tengo el negativo en papel y luego saco una fotografía para obtener el positivo”, dijo.
Los turistas que transitan por el Hito de las Tres Fronteras, otro de los lugares turísticos más visitados de la provincia, tienen interés de conocer el funcionamiento de la cámara y obtener una fotografía del cubano. Es ahí donde el fotógrafo les explica su parecer para lograr una buena toma y los secretos del revelado para no velar las imágenes. “El proceso para tomar una fotografía tiene una duración de 20 minutos”, según explicó, sin dejar de comparar el aparato por él utilizado, con las bondades de las cámaras digitales.
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“Ahora es más fácil, pero es lindo pensar y pensar en la mejor toma, elegir el mejor cuadro, eso gusta, me apasiona. La gente se queda asombrada cuando ve mi cámara, y los jóvenes no saben que esto se usaba”, añadió Plasencia González mientras comentaba que en poco tiempo regresará a su país, donde seguramente exhibirá sus proezas fotográficas en la tierra colorada, a quienes quieran conocerla.
Manifestó que su regreso a la isla tiene que ver con que extraña a su país y a los suyos pero que, además, la situación económica de los países latinoamericanos no acompaña, no permite que su estadía por estas tierras se extienda.
Tiene conocimiento que muchos jóvenes argentinos viajan a Cuba para proseguir sus estudios y que después vuelven al país a ejercer, y eso es algo que le causa satisfacción.
El viajero cree que después de algún tiempo seguirá con su recorrida ya que en todos los países en los que estuvo fue bien recibido y cosechó amistades. Además, su pareja es argentina, entonces siente la necesidad de volver. Reveló que en su travesía quedó impactado con el movimiento que registra la ciudad santafesina de Rosario, a la que consideró “la cuna de la cultura en Argentina. Allí quedamos bastante tiempo y la idea es volver”.