
Una semana después de que los vecinos del barrio El Palomar pidieran públicamente asistencia urgente para una señora y su hijo de origen francés, que viven en situación de calle desde mediados de marzo, la situación se agravó aún más.
Es que mientras que el Consulado de Francia en Buenos Aires y las distintas y numerosas dependencias del Estado argentino, nacional, provincial y municipal dicen que no pueden hacer nada o esperan vaya a saber qué para actuar, la señora y su hijo se refugiaron de la lluvia en el estacionamiento de una vecina, siguen alimentándose con lo que pueden y viven en una situación de absoluta vulnerabilidad. El mal olor en las inmediaciones de la casa de esta vecina es insoportable. Es que el joven tiene algún tipo de enfermedad gastrointestinal y la madre se niega a llevarlo al hospital.
Vale recordar que -tal como contó PRIMERA EDICIÓN en la edición del 4 de mayo- la mujer muestra serios problemas de conducta y reacciona a los gritos ante cualquier estímulo que considere un intento de separarla de su hijo, un muchacho de 28 años con Síndrome de Asperger, que es víctima constante de sus gritos y golpes.
Ya está en la Justicia
La situación está generando conflicto entre los mismos vecinos porque los excede. Esta semana, una vecina denunció lo que está sucediendo ante la Justicia Civil (en el juzgado de Olmo Herrera) y la Justicia Penal (ante Ricardo Balor).
Según precisó a PRIMERA EDICIÓN la vecina que realizó la denuncia, María Elena, “no sabemos qué hacer, está lloviendo y no pueden quedarse a la intemperie. Ahora están en mi estacionamiento y ella se pone muy nerviosa cuando siente que alguien la puede separar de su hijo.
Este jueves último vino la policía y le dijeron para llevarla a la comisaría, le explicaron que ahí iba estar bajo techo y mejor, pero empezó a gritar como loca. Después se ofendió y se fue a la vereda donde pasó toda la noche a la intemperie con su hijo, mojados y con frío”.
Según contó María Elena, después de la publicación de este diario, el médico psiquiatra Oscar Krimer, del hospital Carrillo, se acercó para conocer más sobre el caso de la señora y su hijo. Y le anticipó que formarían un equipo multidisciplinario de trabajo para poder actuar en cuanto reciban la orden del juez.
“Hasta ahora, nadie puede convencer a la señora de aceptar cualquier tipo de ayuda profesional para ella o para su hijo. Sinceramente, creo que no se va a ir si no la llevan sin la orden de un juez. Ellos necesitan contención y tratamiento pero, pese a que él es un ciudadano francés, la embajada de ese país dice que no puede hacer nada porque ni el padre ni el hermano del joven que viven en Francia quieren hacerse cargo de él”, confirmó la mujer que en numerosas ocasiones se comunicó con la embajada, tanto en forma verbal como escrita.
Una historia con incógnitas
La señora Carmen Elena Chamorro y su hijo Pierre Olivier Blanchard llegaron al barrio El Palomar en octubre del año pasado. Por ese entonces, vivían en una habitación alquilada y la mujer ofrecía clases de francés. Desde entonces, la policía acudió en varias oportunidades por las denuncias recibidas de los vecinos que escuchaban los gritos y golpes de la mujer hacia su hijo.
Elena es argentina, se casó con un francés y tuvo dos hijos en ese país. Por motivos que se desconocen, la mujer volvió a Misiones sólo con uno de sus hijos, Pierre. Pero a mediados de marzo de este año, un pariente de tercera línea de Elena -el mismo que para ayudarla le alquiló la pieza- le compró los pasajes de avión para que pudieran regresar a Francia.
Según contó Olga, la señora que les alquilaba la pieza, vino una señora en taxi a buscarlos y tenía los pasajes de avión para los dos hasta Madrid y euros para que pudieran hacer el tramo de Madrid a París.
En un principio Elena estaba entusiasmada con la idea pero ese día se enojó porque su pasaje era de ida y vuelta y el de su hijo era sólo de ida; y se negó a subirse al taxi. Pierre quería abordar el móvil para irse pero su mamá se lo impidió con cachetadas y gritos. Al día siguiente fueron desalojados de la pieza de alquiler porque el familiar lejano decidió rescindir el contrato por temor a futuras reacciones. Desde entonces (y hasta que comenzaron las lluvias) ambos durmieron en la vereda y sobrevivieron con lo que les acercan los vecinos.

“Se nos escapa de las manos”
Las dos vecinas más involucradas en tratar de ayudar a Elena y a su hijo son, también, las que están teniendo inconvenientes con sus otros vecinos por las consecuencias que arrastra esta situación que ya lleva tres meses y afecta a todo el barrio.
“Las cosas se nos escapan de las manos. Todos queremos colaborar, no estamos abandonando todo en manos del Estado provincial. Pero no tenemos un traductor de francés, no somos médicos para tratar a dos personas desequilibradas (ni malas, ni chorras, ni violentas) que tal vez con un mínimo de contención se encontrarían en otra situación. Hicimos, intentamos por los canales institucionales, intentamos por nuestros medios. ¿Qué más se espera que hagan los ciudadanos?”, expresaron.
Según admitió María Elena, “los vecinos ya no quieren que permanezcan más ahí y así me han manifestado. Inclusive, vivo con mi hija menor de edad, a quien esta situación le provoca miedo, además de que sus compañeros ya no quieren ir a casa”. Todos la están pasando mal, “¿Alguien puede ayudar? Los vecinos ya no podemos más”, admitieron.
Otro misterio
PRIMERA EDICIÓN accedió a la fotocopia del pasaporte y los documentos de Carmen Elena Chamorro y su hijo Pierre Olivier Blanchard.
Según el pasaporte de Pierre, es la segunda vez que el joven ingresa a la Argentina: tiene una entrada registrada el 25 de noviembre de 2013 y la salida el 21 de enero de 2014. Nuevamente regresó a Argentina el 2 de mayo de 2014 y, según el pasaporte, desde entonces no volvió a salir. ¿Dónde estuvo durante estos años?. Otro misterio es el texto francés en manuscrito que figura en su visado donde, además de especificar que posee Síndrome de Asperger, hace referencia a una situación de “usurpación de identidad” que será castigado en instancias jurídicas francesas.
“Elena menciona todo el tiempo el tema de la usurpación de identidad pero no se entiende lo que dice, no sabemos si ella fue víctima o qué sucedió”, precisó María Elena, una vecina.