Con mucho esfuerzo, los clubes de pesca de la región trabajan en forma incansable para que los concursos de pesca crezcan en cada edición, pero la misión parece imposible cuando organismos estatales amparados en la burocracia patean en contra de este objetivo.
Los dirigentes de los clubes dedican muchas horas para organizar las competencias, se deben invertir recursos que muchas veces son escasos, y redoblar los esfuerzos para que todo salga prolijo y no existan quejas. Es el secreto para que el pescador vuelva al año siguiente. Todo esto parece no importarle a aquellos que desde un escritorio aplican las frías disposiciones sin entrar en razones.
La intransigencia de los funcionarios de Aduanas y Migraciones derivó en una queja formal de la Asociación de Clubes de Pesca de la Ribera del Río Paraná, el jueves de la semana pasada. Esa entidad sostuvo que desde su creación “estamos luchando para integrar a todos las Asociaciones y Clubes de Pesca Deportiva en este hermoso deporte que tanto nos apasiona. A días del concurso de pesca del Club Puerto Rico, recibimos la noticia que los equipistas de nuestros clubes tienen que realizar los tramites de Aduana (nunca antes se hacía) y Migraciones para su ingreso al país antes de las 18 del viernes”.
“La primera jornada del concurso se realiza recién el sábado a la tarde, por lo cual repudiamos enérgicamente las trabas que colocan las autoridades argentinas, que en nada colabora en la integración de los pueblos, ni en la práctica del deporte”, señala el texto que dieron a conocer.
“La aplicación de las reglas sin uso del razonamiento, del sentido común y la falta de compromiso en proyectos de integración, hace que lleguemos a la conclusión de que las autoridades argentinas no tengan otro objetivo que la destrucción de cualquier actividad deportiva de integración sobre el Río Paraná”, señalaron en el comunicado.
Hace casi dos semanas, sólo una embarcación de Encarnación se sumó al Torneo de Pesca Variada “Cacho Pérez” que organizó el Club Pira Pytá, cuando en ediciones anteriores eran no menos de una decena.
En Puerto Rico esperaban el desembarco de alrededor de 40 lanchas de Paraguay pero sólo se inscribieron trece, de las cuales doce fueron de la partida. Desde la institución dijeron que fueron muchos los pescadores que desistieron de trasponer el río por temor a recibir sanciones e incluso ser detenidos por no cumplir con los trámites migratorios y aduaneros.
La solución del problema pasa por flexibilizar la norma cuando de encuentros deportivos se trata, o bien comisionar a empleados de ambas reparticiones al club anfitrión de manera tal que se le facilite a los pescadores el cumplimiento de las normas. El año pasado, para las 20 Horas de Pesca, el Pira Pytá, gestionó y logró que un equipo de Migraciones estuviera en el club para realizar el trámite de ingreso al país de los pescadores que llegaron por agua desde Pacú Cuá.