Los viajes estudiantiles, ya sea para los egresados de quinto año o de séptimo grado, son cada vez menos en el interior de la provincia. Los costos son el factor limitante para esta antiquísima tradición que se fue perdiendo con los años, más aún después que las instituciones educativas, por decisión del Consejo General de Educación, desvincularon los viajes de egresados de quinto año del área educativa. Sostienen que no son viajes de estudios. No así los viajes de séptimo grado, que se suelen realizar a Córdoba o también, como se viene dando en el interior de Misiones, a alguna localidad de la provincia y por un fin de semana. Esos viajes sí son organizados por las escuelas, los niños son acompañados por los docentes al viaje y los padres forman parte firmando los contratos del viaje y el pago del mismo.
En Oberá, por ejemplo, la situación económica afecta las posibilidades de los jóvenes que concluyen el ciclo secundario de hacer algún viaje de egresados. Las propuestas aparecen y en muchos casos se fueron acomodando a la realidad y la financiación que ofrecen las empresas de turismo estudiantil se van prolongando cada vez más para captar clientes.
Hace mucho tiempo que las instituciones educativas dejaron de tener injerencia en los viajes de los alumnos. A tal punto que mientras que algunas, luego de nota expresa o pedido de los padres, ceden las instalaciones para las reuniones con los oferentes, otras directamente se mantienen al margen de toda actividad ligada al viaje.
El principal destino sigue siendo San Carlos de Bariloche y las empresas se disputan los contratos, con detalles mínimos para captar el interés de los jóvenes. “La otra opción es Brasil y hasta tenemos un viaje a Cuba para estudiantes”, expresó un operador turístico a PRIMERA EDICIÓN. Las propuestas apuntan a los alumnos del tercer año que viajarían en el 2021.
“A los chicos del curso de mi hija, empezaron a ofrecerles, pero todavía no salió ninguna reunión. Les anticiparon que para ir a Bariloche el costo es de 110 mil pesos. Nos parece mucha plata y si bien hay prácticamente dos años para pagar, es imposible para muchos”, confesó la madre de una alumna de tercer año de una de las instituciones privadas. “Nosotros prestamos las aulas para las reuniones, pero generalmente se hacen en julio o después de las vacaciones. Todavía no apareció ninguna empresa”, afirmó un docente de otra de las secundarias.
Así el mercado está empezando a movilizarse, aunque todavía no se desarrollaron las reuniones formales, donde cada empresa aparece con todo el aparato promotor. “Nosotros les damos a los padres la posibilidad de reunirse en la escuela, pero siempre debe haber alguno responsable. Generalmente en una misma noche de reuniones pasan varias empresas”, confió el preceptor de una escuela.
Los padres en su gran mayoría estudian cada propuesta y se fijan en el tema seguridad, cobertura y otras cuestiones legales que a los chicos poco importa. “Suele haber un grupo que se compromete un poco más y el resto acepta, pero con algunas experiencias negativas, generalmente consultan todos los detalles del contrato”, subrayó un director.
Poco más de un 30%
En el caso de San Vicente, sólo los colegios más tradicionales tienen alumnos que hacen viajes de fin de curso de quinto año, que suelen ser a Bariloche. Sólo un 30 a un 35% de los alumnos de quinto año hacen el viaje final.
Generalmente, las empresas que llegan a la Capital de la Madera para ofrecer los paseos son de Posadas y se destaca que los viajes no son institucionales, si no que son con la total responsabilidad de los padres de los alumnos que firman el contrato con la empresa.
Como en el caso de Oberá, las empresas suelen acercarse a ofrecer los viajes a los alumnos que cursan el tercer año, para darle la posibilidad de pago hasta que se realizan, dos años después. Las reuniones se hacen dentro del establecimiento, que es lo único que generalmente y llegando a un acuerdo los directivos de las instituciones permiten, donde los promotores del viaje explican las condiciones y formas del viaje.
Después de eso, los padres interesados pueden elegir si abonarán el viaje o no, si se deciden por permitir que su hijo viaje, se firma un contrato con la fecha del viaje para el segundo semestre de cuando cursen el quinto año.
Con respecto a las ausencias de los alumnos que viajan, los colegios les comunican que correrán las inasistencias y que deberán cuidar las faltas durante ese año para no “quedar libres”, ya que los días del viaje que sean días de clases, contarán como faltas. Mientras tanto, los alumnos que no viajan, asisten normalmente al colegio.
En Apóstoles, los viajes a Bariloche, para los egresados de quinto año, no son educativos, desde tercero o cuarto año comienzan las reuniones con los chicos y tutores, como en San Vicente y Oberá. Los encuentros se realizan por fuera de la escuela o colegio, son habituales en un salón céntrico. En 2019, los precios de los viajes rondan los 100 mil pesos y comienzan los pagos y encuentros con las diferentes empresas desde tercer año. Mientras que el año pasado, algunos que comenzaron a pagar, los precios rondaban los $46.000.
Ricardo el padre de una alumna de tercera año contó “los costos si comenzás a pagar ahora te congelan el precio en $102.000 y ahí, en cuotas de $4.000 al mes y del curso son siete los que van, por eso ahí se juntan con alumnas de otros colegios como el Cristo Rey y Colegio San Josafat”, contó.
Por parte del colegio comentaron que “las empresas se presentan de manera formal en la dirección, que por cuestiones reglamentarias se debe realizar así y no teniendo permiso no se puede hacer encuentros en el establecimiento. Al presentarse, se les comunica y se designa dos alumnos como delegados y ahí los tutores o padres se hacen cargo. No se considera un viaje de estudio, por este motivo las reuniones se realizan fuera del Colegio y corre falta como cualquier día, por eso que normalmente los viajes los organizan en las vacaciones de julio”.
Cristian un padre del Colegio San Josafat contó su experiencia: “Yo creo que hoy en día es un peligro financiero este tipo de cuestiones, el año pasado comenzamos con el pago del viaje de mi hijo, ofrecían en 24 cuotas y sobre el final la financiación con tarjetas, pero hoy en día es complicado. Sabemos que viajarán con una empresa reconocida, en cuanto a los seguros siempre están las preguntas y las reuniones siempre se realizaban fuera de la institución como es habitual. Antes habían pocas empresas ahora todo es una competencia muy grande para que ingresen a los colegios”, dijo.
Esteban Snihur, vicerrector del colegio Cristo Rey señaló que “en el caso de la secundaria, el Colegio no tiene injerencia. Las empresas por una cuestión de competencia no ingresan a la institución y dejan sus folletos en la dirección del establecimiento. Nosotros dejamos en claro, que la función del Colegio es otra, no este tipo de cuestiones. Habitualmente son muy pocos los chicos que viajan o se unen con otras instituciones de la ciudad u otras localidades, pero nosotros no tenemos injerencia”, recalcó.
Por su parte, Juana Teleban, directora de la Escuela Superior de Comercio 3, del nivel secundario comentó que “las empresas vienen y se derivan a los alumnos y padres quienes son los responsable. Es algo ya establecido hace unos años por el Consejo (General de Educación)”.
En el caso de Eldorado “la escuela no tiene nada que ver con la organización de los viajes, lo que sabemos es que este año los costos a Bariloche son de 70 mil pesos. Muchas veces prefieren ir a Brasil, porque el costo es menor, pero toda la organización está a cargo de los padres. Lo que sí hablamos con los padres es el tema faltas, pero generalmente viajan en épocas de vacaciones, porque la escuela no participa en este tipo de organización de viajes. Ya ni siquiera viajan profesores con los alumnos. Se organizan, porque van pequeños grupos”, contó Tomasa González, directora de la Escuela de Comercio 19 de la Capital del Trabajo.