
Una primera necropsia no fue suficiente, debido a que la presencia de un pañuelo o chalina blanca instalaron el interrogante de un posible ataque femicida.
Por ello el juez interviniente, del Juzgado de Instrucción de Puerto Rico Osvaldo Rubén Lunge (que subrogaba al magistrado de Jardín América), ordenó una ampliación de autopsia.
La joven tarefera fue hallada sin vida dentro de su precaria vivienda ubicada a poco más de tres kilómetros del casco urbano de Garuhapé. La mujer dejó tres escritos que fueron hallados en la vivienda donde vivía con su hija de 6 años.
En el cuaderno encontrado sobre una mesa, se lee que la joven atravesaba un cuadro depresivo por haber perdido un embarazo de pocas semanas, que desembocó en una crisis con un vecino de 19 años, con quien mantuvo una relación sentimental de tres meses.
Este muchacho, empleado en una conocida fábrica de cerámicos de Puerto Rico, fue la primera persona que los efectivos de la Unidad Regional IV llevaron hasta la comisaría de Garuhapé a declarar. “Ya conté todo lo que sé y ahora espero que me citen del juzgado, no tengo problemas”, dijo en su momento a PRIMERA EDICIÓN.
Su familia la recordó como una persona trabajadora y buena madre.