
El debate oral y público para determinar los culpables, o no, del ataque y muerte de la joven Marina Da Silva, cuyo cadáver fue rescatado de un pozo de agua y con golpes en la cabeza como mecánica de muerte, volvió a dilatar su inicio ante el Tribunal Penal 2 de Posadas.
Este tribunal tiene dos jueces titulares, César Antonio Yaya y Augusto Gregorio Busse, el tercero designado como subrogante para este expediente es Eduardo D’Orsaneo del Tribunal Penal 1.
Por cuestiones de programación y agenda durante las últimas horas, se debió suspender el debate y, de acuerdo a fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN, se fijará una nueva fecha la semana próxima.
El caso tiene cuatro acusados, entre ellos la pareja de la víctima, su concubino Franco Ramos; un amigo de este, Alejandro “Pili” Da Silva, Juan Ángel Portal, sospechado como el amante de Marina, y Omar Rito Ramírez, dueño de una olería.
Lo que se buscaría romper durante las audiencias es la suerte de pacto de silencio, porque nunca quedó en claro cómo fue la secuencia de los hechos.
Al grado de sospecha sobre cada uno se llegó tras la obtención de pruebas genéticas, las que dieron colectadas en distintos lugares de Nemesio Parma, paraje de la zona oeste de la capital provincial donde sucedió el asesinato.
A Da Silva la mataron a golpes y después intentaron ocultar el hecho arrojando el cadáver a un pozo de agua del llamado Campo Bauer.
La joven desapareció el 19 de diciembre de 2013 y once días después apareció muerta a unos diez metros de profundidad, atada a una piedra de 30 kilogramos. La autopsia detectó traumatismos y fractura de cráneo.
En la vivienda donde Marina Da silva convivía con Ramos detectaron restos de sangre en un balde y en varias prendas de vestir.
Ramos es apuntado por los familiares de la víctima como el autor. Ellos sostienen que el muchacho la ultimó porque descubrió que le era infiel.
Las detenciones de los demás sospechosos apuntarían a una fiesta en la olería que finalizó con el crimen de la joven, que al momento de ser ultimada criaba a su pequeña hija de dos años.