
“Embutidos, panificados, frutas de estación, verduras”, entre otros alimentos son exhibidos en los puestos de venta. “Todo lo que traemos es fruto de nuestro trabajo. Mis hijos van a la feria de Posadas, mientras que junto a mi marido venimos a Oberá. Siempre tenemos venta, con buena calidad tenemos buenos clientes. Como no trabajamos mucho con verduras, entonces el tema de las lluvias no nos afecta” comentó a PRIMERA EDICIÓN, Ema Panasiuk, oriunda de la ciudad de Florentino Ameghino.
Sin embargo, los productores que trabajan en mayor medida con verduras vieron perder la producción en la reciente etapa de muchas lluvias.
Marta Fischer, de Salto Encantado, contó que “traemos verduras frescas, bien cuidadas, siempre se venden bien. El trabajo es constante en toda la semana para tener todo listo. Viernes limpiamos, encajonamos todo y el sábado se trae ‘fresquito’. La verdura que tenemos afuera la perdimos con la lluvia, sólo lo que estaba bajo invernáculo pudimos mantener”.
“Lo que se perdió fueron las cebollitas de verdeo, perejil. Ahora como consecuencia el suelo quedó muy duro, el exceso de lluvia es perjudicial durante y después también, para sacar las zanahorias por ejemplo hay que hacerlo con palitas, da mucho más trabajo. Todo lo que es en exceso es malo. Son pérdidas que ya no recuperás, hay que volver a sembrar. La lechuga o el repollo que está afuera se pudre todo, debemos empezar de cero” afirmó Fischer a este Diario.
Buscar atenuantes a las condiciones climáticas adversas sigue siendo una preocupación sin solución. Los feriantes insisten en que no queda otra que aceptar las pérdidas que suelen ser inevitables.
“Las frutas y verduras se pudrieron por las lluvias, no tenemos como prevenir. Algunas plantas pusimos plásticos como en las lechugas, pero tampoco crecen bien. Se protege más en invernáculos, pero no tenemos todo ahí e incluso en estos sitios, con tanta humedad, las plantas sufren igual. De todas maneras traemos lo que queda y siempre se vende” confesó Silvana Pohl, feriante de Panambí.
Estilo de vida
Para Eugenio Kasalaba, referente de las Ferias, acompañar a los feriantes es un estilo de vida.
Ya no tiene productos en venta, ni está en la comisión, pero de todas maneras cada sábado es uno de los primeros en llegar al espacio principal de Avenida de las Américas. “Mi familia me dice para qué vas tan temprano, pero siempre alguien necesita una mano, algunos colonos vienen en colectivo y necesitan ayuda para llegar a la Feria. Sigo insistiendo con que debemos ser productores de alimentos” señaló.
Kasalaba agregó que “el gran tema de los productores son las lluvias, porque el exceso de humedad afecta aunque las plantas estén bajo cubierta”.
“Se habló muchas veces de tener un seguro, pero es muy caro, así que la gente está acostumbrada a ganar o perder de acuerdo al clima, pero siempre trae lo que tiene”, señaló.
El año próximo, las Ferias Francas cumplirán 25 años en Oberá, para Kasalaba “las nuevas generaciones están revalorizando el espacio” y con ello se asegura la continuidad. Aunque insistió con buscar herramientas de salvataje a un aspecto que no pueden manejar, las condiciones climáticas.