Hace siete días, el juez federal de Santa Fe, Francisco Miño, acusó formalmente a un misionero y a un salteño vinculados a un investigación en varias provincias argentinas iniciada hace poco más de tres años y que logró desbaratar a una red de narcotráfico con bases en Santa Fe capital y en la vecina ciudad de Santo Tomé. La organización tenía como cabecilla a un expolicía santafesino.
Desde Santa Fe entablaron lazos con narcotraficantes de Paraguay y Bolivia. En el caso del misionero de 37 años, se habría establecido desde Apóstoles como enlace central para acopiar y embarcar panes de marihuana provenientes del país limítrofe.
De fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN, se pudo saber que la organización incluye a un “arbolito” de la peatonal santafesina, como también a un camionero y tres gendarmes investigadores, sospechados de encubrir las actividades delictivas investigadas por el fiscal federal Walter Rodríguez.
Los últimos procesamientos firmados la semana pasada, incluyeron a un gomero de Embarcación, Salta, de 36 años y conocido con el alias “Chato”, apuntado como quien participó en el envío de un cargamento, el 13 de diciembre del 2017, de 4 kilos de cocaína desde el noroeste del país hacia Santa Fe.
Hace tres años
La resolución también procesó a un vendedor de quinielas de Apóstoles acusado de haber participado de un transporte de más de media tonelada de marihuana que tenía como destino Santa Fe capital pero que fue frustrado y luego descubierta la carga abandonada, tras la intervención de efectivos de la Unidad Regional VII de la Policía provincial.
Los dos fueron procesados por el delito de “transporte de estupefacientes”, agravado, en el caso del misionero por “la intervención en el hecho de tres o más personas en forma organizada”, les trabaron embargos y ambos permanecerán con prisión preventiva.
El apostoleño quedó implicado luego de que los investigadores, en base a escuchas telefónicas, entablaron el vínculo con el expolicía santafesino, cuando este último viajó a Misiones en julio de 2016 con el fin de trasladar un cargamento de marihuana, de 561,068 kilogramos o 742 ladrillos de cannabis sativa prensada.
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Dicho cargamento fue hallado el 8 de julio de ese año, en un camino vecinal ubicado entre los lotes agrícolas 143 y 144 zona Este de Apóstoles.
Fue abandonado por el conductor de una camioneta Ford Ranger que era acompañada por un Suzuki Fun rojo, conducida presuntamente por el jefe de la banda que oficiaba como “abre ruta” o “guía” para advertir cualquier tipo de control de fuerzas federales.
Precisamente, habría alertado que una patrulla de Gendarmería los perseguía y realizó un giro brusco y se internó en un camino vecinal, por lo que se originó una persecución por la zona rural.
Esa camioneta nunca logró ser detenida. Sin embargo, el cargamento fue encontrado pocas horas después por personal de la Unidad Regional VII.
Para el fiscal Walter Rodríguez y el juez Miño, el misionero realizó, previo al descubrimiento de la carga de estupefacientes, “reuniones con los posibles proveedores de las sustancias ilícitas como así también llevó a cabo diversas negociaciones respecto a las cantidades y al precio del estupefaciente, la forma de financiar su adquisición y los arreglos previos al transporte de estupefacientes”.
El domingo 7 de junio Gendarmería allanó una vivienda del barrio Hipólito Yrigoyen en Apóstoles y detuvo al sospechoso.
Los pesquisas encontraron una cédula verde de la camioneta buscada y utilizada tres años antes.
En cubiertas
En el caso de “Chato”, su procesamiento fue porque habría participado en el acondicionamiento de una camioneta Chevrolet S-10 con cuatro kilogramos de cocaína en una rueda de auxilio desde Embarcación, Salta, hasta Las Lajitas cuando fue detenido en un puesto de Gendarmería. Ese cargamento tenía cómo destino la ciudad de Santa Fe.
El procesamiento del juez Miño al que este Diario tuvo acceso, fue firmado el viernes 26 de junio, e incluye un oficio a Interpol para que se capture a uno de los coordinadores de las rutas de la droga.