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Tras el partido suspendido en las inferiores de la Liga Posadeña por insultos de los padres a los chicos, y el revuelo que causó dicha situación, incluso a nivel nacional, la entidad madre del fútbol capitalino analiza incluso la posibilidad de que -de persistir la violencia- los pibes jueguen a puertas cerradas.
Así lo confirmó ayer el propio presidente de la Liga, Nelson Castelli, quien repudió lo sucedido hace exactamente una semana en cancha del club Huracán, donde el árbitro Lucas Suárez debió suspender el juego entre el local y Guaraní, en la categoría 2006 (13 años) debido a que los padres insultaban e incluso pedían que sus hijos agredan a los rivales.
“De seguir este tipo de situaciones, las inferiores van a tener que jugar a cancha cerrada, sin público. Se trata de medidas odiosas, en la que pagan justos por pecadores, pero tenemos que preservar a los más chicos”, le dijo Castelli a EL DEPORTIVO.
Tal como este Diario publicó ayer, junto con una entrevista al árbitro Suárez, tanto Huracán como Guaraní fueron sancionados y descalificados del certamen de inferiores tras los incidentes. “La línea es aplicar las sanciones que están contempladas en el reglamento, que es muy claro al respecto. Y en el caso de que estos incidentes se repitan, ajustar las medidas tales como el cambio de escenario para los clubes infractores”, especificó Castelli. Justamente, Huracán no podrá jugar como local en las categorías formativas por 30 días.
Otro punto que analizan en la Liga Posadeña tiene que ver con la posibilidad de que los chicos dejen de jugar en estadios sin tejido perimetral. “Vamos a tener que jugar en canchas con alambrado si la violencia sigue. Lo ideal sería hacer algo así como el programa Tribuna Segura, identificar a los autores y no dejarlos entrar, pero para eso necesitamos también de la ayuda del Estado”, especificó el dirigente deportivo.
Sobre el por qué se suceden este tipo de situaciones, Castelli opinó que son el desenlace de “un contexto social complicado”. Y en ese sentido, aseguró que años atrás, con la sanción en el Congreso de la ley de derechos formativos, se había aplacado ese tipo de violencia.
“Esa ley, que respeta los intereses de los clubes del interior, había permitido que se aparten un poco todos esos representantes que venían a Posadas y le llenaban la cabeza a los padres. Decían que iban a llevar a sus hijos a probar a Buenos Aires y los padres quedaban locos. Eso generaba todo un malestar. No hace falta ir muy lejos, meses atrás en Posadas hubo varias familias damnificadas por un falso técnico de Rosario Central que estafó con el cuento de las pruebas a los chicos”, refirió el mandatario del fútbol posadeño, en relación con el episodio que tuvo amplia cobertura por parte de EL DEPORTIVO. “Los padres ven a sus hijos como una salvación económica”, cerró Castelli.