
En menos de dos meses se van a cumplir treinta años de una de las tragedias aéreas de Misiones. El sábado 23 de septiembre de 1989 un Lear Jet propiedad de la provincia cayó a las aguas del Paraná a la altura de Nemesio Parma. Hubo dos muertos: el ministro de Acción Social de la Nación, el riojano Julio César Corzo (50) y su secretario privado, Pedro Mediavilla. El cuerpo de este último nunca apareció. Con el paso de los meses, oficialmente se lo dio por muerto.
Al mirar hacia atrás, si bien aún hay muchos que fueron contemporáneos a ese hecho, les parece como de otro tiempo, de otra vida, un hecho muy lejano. Sin embargo, para los hijos de Mediavilla en cambio, pensar en su padre es una ausencia del presente.
PRIMERA EDICIÓN tuvo la oportunidad de hablar con Diego, el mayor de los tres hermanos, quien desenmarañó la memoria sobre el siniestro que le arrancó a su padre de sus brazos.
“Yo que era el mayor de los tres, había cumplido diez años en ese momento. Después estaban mi hermano Carlos que tenía ocho y mi hermana Rocío que tenía tres”.
Acerca del momento que se enteró de la noticia, expresó: “Recuerdo que estaba en la casa de un amigo y escuché a su abuela comentándole a la madre que había ocurrido un accidente en Posadas, en el que estaba involucrado Julio Corzo. Yo que tenía noción que mi papá trabajaba con él, salí corriendo a mi casa. Recuerdo que era de mañana. Cuando entré, ya todos estaban enterados de lo que había pasado. Mi papá en ese entonces tenía entre 33 y 34 años. Era muy joven. En ese accidente las únicas víctimas fatales fueron Corzo y mi padre que nunca apareció. Todos los demás fueron rescatados”.
Según relatan las crónicas de la época, los sobrevivientes fueron el subsecretario del Menor, la Familia y la Tercera Edad, Atilio Álvarez; el director nacional de Emergencias Sociales, Alberto Conca; y la directora nacional de Maternidad e Infancia, Silvia Martínez, además del piloto de la aeronave.
Julio Corzo murió a causa de un paro cardíaco, se habría ahogado al no poder salir del avión semisumergido en el agua. Había despegado a las 10.38 de Buenos Aires. Poco más de una hora después, en medio de una fuerte tormenta, se precipitó al río Paraná antes de llegar a la cabecera de la pista.
La gran duda
Diego Mediavilla remarcó que el hecho que nunca hubieran encontrado a su padre, “siempre fue nuestra gran duda”, subrayó.
“Obviamente la vida continuó para nosotros, pero siempre nos quedamos con esa gran incógnita, porque oficialmente nunca hemos recibido ninguna información respecto a una decisión de final de búsqueda, aunque entendemos que después de pasados los seis meses hay una presunción de fallecimiento por accidente aéreo, según el Código Civil de la Nación”.
En Posadas hay muchos contemporáneos de esta tragedia aérea y Mediavilla se cruzó con uno de los testigos de ese hecho cuando en 2005 vino a Posadas. “Aquel año viajé con mi abuelo materno y la que hoy es mi señora. Cruzamos a Paraguay por el puente. Lo curioso es que haciendo el trámite de Migraciones un hombre miró el DNI y me preguntó ‘¿vos sos algo de Mediavilla, el del accidente de aviación que hubo acá?’ Sí, era mi padre, le respondí. El hombre me contestó que recordaba ese apellido porque en ese momento, 1989, trabajaba en Prefectura Naval. ‘Sacamos a los tripulantes. El apellido me quedó grabado, porque al otro día todos hablaban que estaban buscando a un hombre con esa identificación’”, me dijo entonces el funcionario.
Diego Mediavilla hoy tiene 40 años. Explicó a este Diario que en los últimos tiempos movilizó a todas las personas a su alcance con la intención de saber algo más sobre su padre. También fue la intriga de su hermana Rocío: “Todo surgió en una charla en la que alguien le comentó a ella que podía empezar a investigar. Ella era muy chica y tiene pocos recuerdos. De ahí le surgió esa gran pregunta de saber qué fue lo que pasó. En nuestros encuentros siempre está esa duda, es persistente”.
Tal vez, sólo quienes tienen ese vacío difícil de explicar, de no haber podido despedirse de un ser querido porque nunca lo encontraron podrían entender lo que sienten hoy los hijos de Pedro Mediavilla.
Sobre esto Diego comentó: “Lo mismo le debe pasar a la gente que en los años negros de la Argentina perdieron a sus familiares. Hasta hoy siguen con su búsqueda. Muy adentro uno sabe que esa persona está muerta, pero se sigue buscando porque está en la naturaleza humana la intención de buscar respuestas”.

Cuna sindical
Acerca de la actividad laboral de su padre recordó que comenzó en la política desde el sector sindical.
Después fue secretario de Carlos Menem durante la segunda Gobernación. Finalmente pasó a trabajar con Julio Corzo cuando Menem asumió la Presidencia el 8 de julio de 1989. Semanas después ocurrió el hecho.
“Hoy vemos con mis hermanos que somos muy parecidos a mi padre. Recuerdo algunas frases y chistes que nos repetía, pero no más que eso”, indicó Diego.
Pedro Mediavilla trabajaba en Buenos Aires y viajaba todos los sábados a La Rioja para ver a sus hijos. El trágico día, el plan comprendía volar hasta Misiones.
“De los que viajaron con él, nunca nadie se acercó a los hijos para contar qué fue lo que pasó. Si yo hubiera estado en esa situación, si hubiera sido un sobreviviente, me hubiera acercado a la familia de los fallecidos o del desaparecido en este caso a darle mis condolencias. Porque entiendo que esa gente necesitaría saber”.
En este sentido pidió que alguien de esta zona, que haya estado cerca de la tragedia, como ser los que ayudaron en la tarea de búsqueda, o quien fuera, pueda aportar algo a los hijos de Pedro.
“Tenemos la necesidad de tener algún dato o comentario, acerca de cómo fueron esos últimos minutos, para poder cerrar el caso”.