Los nervios, las ansias y las especulaciones quedaron de lado y es hora de la verdad en el Torneo Anual Clasificatorio de la Liga Posadeña de Fútbol. Hoy, Sporting y Mitre definirán el título del Apertura en Santo Pipó.
La ciudad se paralizará con el segundo juego entre los dos mejores conjuntos del certamen que se enfrentarán a partir de las 15 y con el arbitraje de Franco Rioja. Los asistentes serán Roque Ramos y Nicolás Cimino.
El dueño de casa llega con una mínima ventaja a este encuentro producto del 2 a 1 conseguido en el choque de ida disputado en Rocamora.
En aquella ocasión, el Auriazul fue el que realizó el desgaste en su campo pero no pudo profundizar; mientras que el elenco de Diego Millán fue paciente, fuerte en defensa y además tuvo un toque de oportunismo para redondear un resultado que lo deja al borde del título.
De todos modos, el duelo de esta tarde será completamente distinto ya que no habrá segundas oportunidades y el que se equivoque terminará pagando caro.
En este contexto, Sporting llega un poco más tranquilo por la ventaja pero tendrá que ser cauto. Como es costumbre en su cancha, intentará ser protagonista y ser que el maneje las acciones.
Sin embargo, del otro lado estará un Mitre obligado a no guardarse nada ya que, hasta con el empate, el local festejará. Por eso, los del barrio Rocamora tienen que lograr al menos la diferencia de un gol para llevar la definición a los penales. Si logra dos o más, finalmente podrá volver a levantar la copa y sacarse la espina de las dos últimas finales ante su rival de turno.
Para este duelo, el actual tricampeón de la liga capitalina, que buscará sumar otro trofeo a sus vitrinas, tendrá disponibles a Gustavo Paredes y Facundo Cabrera, que ya pagaron su fecha de suspensión; mientras que Bruno Smorczewski contará con Luciano Esquivel, que también cumplió su sanción.
Se espera un gran marco de público en este encuentro que puede tener otra vez a Sporting levantando la copa que, si se da así, será la cuarta de manera consecutiva; o a un Mitre que quiere hacer pesar la mística y volver a festejar tras dos frustradas finales seguidas.